Nico
Muhly, viene demostrando desde hace ya tiempo, su versatilidad para disparar
sus polifónicos dardos en varios frentes. Muchos se acercaron a su obra,
gracias a su estupenda participación en los tracks de la película The Reader, de Stephen Daldry –cabe
apuntar un inciso al respecto en relación a lo acertado de la elección que
Daldry hace en función de la musicalización de sus películas, ya que su mejor
trabajo para quien escribe, The Hours, fue
musicalizado por el prolífico Philip Glass-. Y hablando de tangentes y
adyacencias musicales, este joven nacido en Vermont, cuenta entre otros honores
el haber participado en los interesantísimos The Crying Light, Swanlights y Cut
the World de Antony & The Johnsons, con lo que ha dado sobradas
muestras de un margen de maniobrabilidad estético amplísimo para transitar no
sólo el género clásico contemporáneo, por ejemplo trabajando junto a Glass, o
mostrando su talento para la ópera y la musicalización cinematográfica, sino
también para abordar el pop-avant-garde polifacético del chico mimado de Lou
Reed, o las composiciones en colaboración con Grizzly Bear.
Después
de los álbums, Speaks Volumes (2006),
Mothertongue (2008), The Reader [Original Motion Picture Score] (2009),
y I Drink the Air Before Me (2010),
este joven compositor de sólo 31 años vuelve a sorprender gratamente con sus
singulares zumbidos en su Drones. El
disco es la suma de tres EPs: “Drones &
Violin”, “Drones &
Viola” y “Drones &
Piano”
Habló
Muhly alguna vez sobre esto de construir, de desarrollar armonías y melodías
que se deslicen por sobre un campo sonoro estático, y es esto precisamente lo
que se percibe en Drones, esa suerte
de inmanencia sonora a cuya uniformidad se contraponen pianos, violines y
violas, pasando por momentos de extrema intensidad melódica y armónica, hasta
instancias cuasi minimalistas, como por ejemplo en el último track, Drones in Large Cycles, composición en
la que el efecto pedal lo aportan sintetizadores.
Contrariamente
a lo que puede presuponerse, estos drones no están anclados en un concepto de
música concreta, esa suerte de sustain sonoro lo aportan a los tracks los
instrumentos, estableciendo una línea sobre la cual se van montando armonías y
melodías que remiten a un atonalismo sin pretensiones de estilo, y por momentos
a algunos pasajes de ambientación satieana.
Los
músicos que participan en el álbum, son Bruce Brubaker en piano, Nadia Sirota en viola y Pekka Kuusisto en
violín.