lunes, 9 de agosto de 2021

El cine de terror y la quema de calorías

A continuación, una razón más para seguir apostando por ese hermoso género que tantos momentos gratos nos ha dado en esa extraña combinación de miedo y placer que sentimos cuando vemos películas de terror.

Dos profesores de la Universidad pakistaní Bahauddin Zakariya, en Multan (M. Imran Qadir y Muhmmad Asif), llegaron a la conclusión de que ver películas de terror no solo aporta una cuota de entretenimiento, sino también colabora con la pérdida de peso. La razón es simple y previsible: ver películas de terror acelera el ritmo cardíaco. En el caso particular de este estudio, estos dos científicos del departamento de Biotecnología y Tecnología Molecular, descubrieron que en promedio, el ritmo cardíaco se acelera un 28% por encima del que una persona tiene en estado de reposo. La variación coincide con la que se experimenta con algunos ejercicios de baja intensidad.  

Mientras miramos películas de terror, se desencadena un mecanismo de neurotransmisión en que hormonas como la dopamina y la serotonina son secretadas, poniéndonos en estado de alerta, más allá de que obviamente seamos conscientes de que estamos ante un hecho de ficción y de que ni nuestra vida ni nuestra integridad física se encuentran en peligro. 

Se ha demostrado por ejemplo, que ante una escena de asesinato, se ven afectadas las hormonas hepáticas en su función de metabolización de la glucosa. Por su parte, el corazón acelera el bombeo de sangre a los músculos, mientras que el páncreas aumenta la secreción de insulina por encima de lo normal. Debido a estos procesos, los espectadores sufren un descenso en sus niveles de glucosa en sangre como consecuencia del estrés al que se someten al ser testigos de este tipo de escenas. 

Participaron del estudio 120 voluntarios, a los que se les tomó una muestra de sangre previa y posteriormente a la proyección de los filmes; y conforme a los datos que arrojó la singular experiencia, El Resplandor es uno de los largometrajes que aportó una gran dosis de quema de calorías, ya que los voluntarios quemaron (en promedio) 184 calorías a los largo de la proyección. El Exorcista aportó una quema de 158 calorías, superada levemente por Saw con 161 calorías quemadas. 

Para ser justos, hay que mencionar que una experiencia muy parecida fue hecha en 2012 en la Universidad de Westmister, en Londres, pero el muestreo se hizo sobre diez personas, un número mucho más reducido que el del estudio actual. En aquella oportunidad se elaboró un ranking de los diez films que más gasto calórico provocan: El Resplandor (184 calorías), Tiburón (161), El Exorcista (158), Alien, El Octavo Pasajero (152), Saw: El Juego del Miedo (133), Pesadilla en lo Profundo de la Noche (118), Actividad Paranormal (111), La Matanza de Texas (107) y El Proyecto Blair Witch y Rec (101 respectivamente).

Finalmente, los profesores Qadir y Asif, llegaron a la conclusión de que ver una cinta de terror durante una hora y cincuenta minutos equivale a quemar 113 calorías, pérdida calórica que se obtiene tras una caminata de aproximadamente media hora. Debe tenerse en cuenta asimismo que el gasto calórico está asociado también al metabolismo particular de cada persona y a su complexión física: a mayor masa corporal, mayor es el consumo de energía ante un determinado ejercicio realizado a través de un período establecido de tiempo. 

Aprovechando que hoy es lunes y que muchos seguramente han iniciado una dieta, se recomiendan como menú los siguientes siete filmes para cada día de esta semana: 

Lunes: Don´t Look Now (1973), de Nicolas Roeg

Martes: The Hills Have Eyes (1977), de Wes Craven

Miércoles: One Dark Night (1982), de Tom McLoughlin

Jueves: Sinster (2012), de Scott Derrickson

Viernes: Nosferatu the Vampyre (1979), de Werner Herzog

Sábado: El Espinazo del Diablo (2001), de Guillermo del Toro

Domingo: The Visit (2015), de M. Night Shyamalan