Siempre fui reacio a selecciones tales como el disco o tema
del año, la película del mes, la novela de la década y juicios por el estilo.
Ese tipo de veredictos siempre me han parecido y son, no me caben dudas, en
todo momento, arbitrarios y discutibles como todo dictámen inamovible, del
orden que sea. Pero tampoco me caben dudas de que Scars, el tercer track del
discazo que editaron Adrian Smith y Richie Kotzen en marzo pasado
(Smith/Kotzen), más allá de lo que haya inspirado la canción, encarna de manera palmaria la perplejidad y sensación de forzado desvinculamiento, de final de época que aún sigue
viviendo el mundo ante el tan impredecible futuro que nos sigue planteando
esta maldita pandemia. Y hay que decir que no solo la enfermedad es motivo de
preocupación, para quien escribe, lo es mucho más la desmedida reacción de las
administraciones de los distintos países con las discutibles restricciones y
sus tremendas consecuencias en todo orden, no solo el económico, sino también
las funestas secuelas psicológicas de los encierros prolongados, sin pasar por
alto por cierto, las claras violaciones constitucionales que se han vivido en
múltiples rincones del planeta, lamentablemente bajo gobiernos de todo
color político. Pero esta entrada es más que nada para hablar (o escribir mejor
dicho) sobre música. Obviamente la interpretación de la letra, como en todo hecho
lírico con cierta cuota de cripticidad, es mucho más vasta, pero al menos a mí
me es imposible desvincular a Scars de la sensación de miedo, desconcierto e
incertidumbre ante lo que se vivió y aún se está viviendo en relación con la pandemia. Acá les comparto un enlace al texto en inglés y su traducción al español y para los
que no lo escucharon, abajo va el tema y el videazo en acertado blanco y negro.
Y el deseo de que 2022 sea un año de mayor expansión y de mayores libertades, ...en todo sentido.