miércoles, 15 de junio de 2011

Poema Nro. 10, Perdidos, La Frontera

Un alma atrapada,

un monstruo que ríe.

Vuelvo con ustedes

padres de alguna forma.

Si me atreviese a contarles:

caminamos sobre una siniestra sombra,

duermen en su sed los mejores hombres.



Una sombra en esa frente

puede ser el principio del fin.

Quizás el desierto no espere otra cosa de mí:

horadan este antiguo cielo aquellas voces.

¡Cuánto ha durado lo pequeño, lo insignificante!

Sólo puedo depararles el mayor de los sueños:

yo, el que llora en silencio

la sumisión de los caballos.