martes, 2 de diciembre de 2014

Come to My Voice: de Hüseyin Karabey (en el marco del 29° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata)



Come to My Voice es el segundo largometraje del director turco Hüseyin Karabey. Lo precedió My Marlon and Brando (2008). La película -ganadora del Astor de Oro en la sección "Competencia Internacional" de la reciente edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata- narra el peregrinaje de una abuela (Berfé) de una aldea kurda del este turco, junto a su nieta (Jiyan), en busca de un arma que deberá ser canjeada a cambio de la liberación de su respectivo hijo y padre (Temo), quien se encuentra injustamente preso a raíz de una razzia llevada a cabo por el ejército. El marco natural imponente, la inmensidad de la montaña en contraposición con la simpleza de los poblados y la vida de la gente que retrata el film, confieren un ámbito magnífico a esta historia dentro de otra historia, dado que el cuento va siendo referido por un bardo dengbej, una suerte de juglar itinerante que no solo es testigo del pesaroso episodio en la vida de Berfé y Jiyan, sino parte fundamental en su desenlace. Los para nada incidentales tópicos de road-movie que posee la cinta, se acoplan con una rítmica narrativa que recuerda al trabajo de Abbas Kiarostami y con un retrato de etnias que remite al cine de Werner Herzog. Por su parte, la épica canónica implícita en este relato oral y visual, no resta en absoluto espacio a la reflexión sobre los aspectos más sombríos y luminosos del ser humano ante situaciones límites. Tres años de rodaje llevó a Karabey su Come to My Voice. Trabajó con un mix entre no-actores y actores profesionales, que en este tipo de "historias mínimas" ha probado ser muy efectivo. Es por su parte innegable que el aporte del monumental entorno natural encuadrando el periplo de la pertinaz Berfé y su nieta Jiyan, es un haber que coopera con creces. Además del Astor de Oro, la película ganó este año el premio Cineuropa en la 33° edición del Festival de Cine de Estambul, obteniendo asimismo el galardón por "mejor banda sonora" y el premio otorgado por el público. 



    

domingo, 30 de noviembre de 2014

I, of Whom I Know Nothing: de Pablo Sigg (en el marco del 29° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata)



Solemos armar nuestro itinerario festivalero remitiéndonos a recomendaciones de especialistas, publicaciones de cine, Caros Diarios y demás hojas de ruta, para trazar un recorrido a través de estos nueve vertiginosos días que por suerte podemos disfrutar una vez por año en Mar del Plata. Pero es también un buen ejercicio apelar al azar o a la intuición a la hora de escoger una cinta, ya que seguramente muy poca gente esté al tanto de los antecedentes de la ingente cantidad de directores cuyos trabajos se presentan en los Festivales de Cine. Siguiendo este intuitivo rastro, quien escribe descubrió I, of Whom I Know Nothing, un documental del director, realizador de video y ensayista mexicano Pablo Sigg. La película se centra en el editor inglés y amigo entrañable de Samuel Beckett, John Calder, quien vive en un suburbio parisino, en un sótano rodeado de libros, escuchando a Schubert en vinilo, accediendo a dar testimonio de sus vivencias junto a uno de los más grandes dramaturgos y narradores del S.XX. En esa lentitud conferida por el contexto y una bellísima y lúcida ancianidad, Calder narra aspectos de la personalidad de Beckett que nos ayudan a trazar analogías con los recurrentes y obsesivos temas de su obra. Pero no solo en París son realizados los encuentros, ya que director y entrevistado se trasladan a Londres para continuar con la búsqueda de las huellas de Beckett en la voz de Billie Whitelaw, su actriz fetiche, viviendo ahora en un asilo para actores ancianos, quien acompañó al escritor en sus proyectos a lo largo de más de dos décadas. Sigg logra insuflar al film la inquietud beckettiana con sus fuera de foco y sus continuos y por momentos irritantes fundidos a negro. I, of Whom I Know Nothing será ciertamente valorado por quienes gustan fisgonear los aspectos más íntimos detrás de los grandes artífices, aspectos que frecuentemente suelen ser los más objetivos reveladores de las preocupaciones que inspiraron su creación.   

martes, 18 de noviembre de 2014

29° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata


Desde el próximo sábado 22 al domingo 30, podremos regocijarnos con el gaudeamus anual de celuloide en happy city. A continuación se comparte el enlace al sitio oficial para descargar la guía de programación, consultar películas, data sobre directores, jurados, secciones, actividades especiales y más. 

Sitio Oficial (clickear)

Spot Institucional por Esteban Sapir



domingo, 2 de noviembre de 2014

Boyhood


El último film de Richard Linklater, al igual que su llamada trilogía del amor, vuelve a mostrar al tiempo como cincelador de la vida y la sensibilidad de sus personajes.

Si preguntásemos a varias personas acerca de los efectos más visibles del tiempo, tal vez la mayoría referiría la observación de cambios físicos y de pareceres respecto de la experiencia vital. El tiempo, en tanto sucesión cronológica, es sin duda un parámetro que permite trazar una serie de gradualidades, no solo en relación a las personas, sino también en lo concerniente a las cosas con las que las personas interactúan. La última película de Richard Linklater posee mucho de esto. Se rodó a través de 11 años, distribuyendo la filmación en 40 días de rodaje. Quizá el resultado más visible que muestre este ensayo sea el tiempo de maduración que los actores han tenido en lo tocante a la elaboración de los roles. Los personajes han crecido a la par de los actores, y eso se traduce de manera para nada ingenua; hay que dejar en claro que Linklater ha demostrado una maestría fuera de lo común en lograr una compenetración teatral de sus dirigidos desde una perspectiva cinematográfica. Un vivo ejemplo de esta virtud es, sobre todo, la primer entrega de la trilogía conformada por Before Sunrise (1995), Before Sunset (2004) y Before Midnight (2013); también obviamente Tape (2001), donde la propuesta queda a un tris de enrolarse en la categoría de teatro filmado, ya que fue rodada en tiempo real. Boyhood acompaña la etapa que va desde los siete a los dieciocho años de Mason (Ellar Coltrane), un chico de una familia con las venturas y adversidades de cualquier otra -padres separados, nuevos matrimonios, el traslado de una ciudad a otra, altibajos económicos-. Pero sin dudas hay una clara parábola: mientras que el paso del tiempo cambia sustancialmente a las personas que rodean a Mason, hay una silenciosa pero evidente intención en él de preservar al sujeto que es, de mantener inclaudicable, más allá de las circunstancias, una sensibilidad que se ve despuntar desde los primeros minutos del film. La mayor parte de la película transcurre Texas, estado natal del director. Acaso el trabajar sobre campo seguro en ese aspecto, dé cuenta de cierta intención de insuflar al proyecto su cuota autobiográfica. Lo de Ethan Hawke (quien ha acompañado a Linklater en una fracción importante de su filmografía), y Patricia Arquette interpretando a los padres del protagonista es digno de destacarse desde lo actoral. Boyhood ciertamente fue concebida como una experiencia fílmica tendiente a mostrar el rol del tiempo como cincelador y modificador, pero lo que prevalece como lectura final es la persistencia de un sujeto que sabe que más allá de las contingencias, la vida es un eterno presente.  


trailer



domingo, 26 de octubre de 2014

Maps to the Stars: de David Cronenberg


Maps to the Stars exhibe un desfife de monstruos cronenbergianos llevados al límite de sus pasiones y debilidades. 

David Cronenberg nunca había filmado hasta ésta, su última entrega, en los EE. UU. Era necesario quizá realizar los exteriores en Hollywood para brindar el marco más representativo de los temas que acomete la última película del director canadiense que en argentina se está proyectando por estos días bajo el nombre de Polvo de Estrellas. Sin duda Los Ángeles es la ciudad más emblemática a escala global en relación a la esperanza de concreción de las ambiciones artísticas, y es Hollywood, uno de sus distritos, el lugar que alberga el entramado de personajes que desfilan por Maps to the Stars. Havana Segrand (Julianne Moore) es una actriz de primera línea a quien sin embargo el paso del tiempo le está jugando en contra. Se encuentra detrás de un importante papel que aparentemente será otorgado a otra intérprete, circunstancia que la lleva a grados de neurosis y patetismo impensados. Su jovensísima asistente Agatha (Mia Wasikowska) guarda un secreto que en su tiempo será determinante en la historia. Por su parte, Stafford Weiss (John Cusack) una suerte de terapeuta holístico y escritor de libros de autoayuda, consultor de Havana, encabeza una familia cuyo aciago pasado busca erupcionar y estallar en el presente. Si bien la cinta no deja de mostrar las clásicas obsesiones de Cronenberg -sobre todo esos personajes llevados a un paroxismo físico, criminal, salvaje, como consecuencia de sus tormentos psicológicos-, remite asimismo al revulsivo cine de Todd Solondz en cuanto a las disfuncionalidades familiares que muestra, sobre todo a su recordada Happiness (1998). El hipercompetitivo mundillo hollywoodense es el contexto donde el foco explora las miserias de la exacerbada lucha de egos, las apariencias, la distancia sádica que imponen los triunfadores sobre los derrotados, el culto a la juventud como código de pertenencia; no obstante, queda perfectamente abierta la posibilidad de extrapolar a otros ámbitos los temas de la película. Manifestó el propio Cronenberg al respecto: "La película no es un ataque directo a Hollywood. Para mí, decir eso sería reducirla, ya que hay situaciones similares respecto de la búsqueda desesperada de éxito, poder y dinero en otros lugares, como Wall Street, Silicon Valley, la clase política de Washington o la industria automotriz." La actuación de la talentosísima y versátil Julianne Moore es digna de destacarse, le valió el premio a mejor actriz en Cannes, mientras que el personaje interpretado por Robert Pattinson es la veta autobriográfica por la cual Bruce Wagner comenzó a pergeñar el guión, ya que allá por los '90, él mismo fue chofer de limusinas y buscaba sus primeros papeles. Revulsiva, tragicómica, escatológica, incómoda, sarcástica, Maps to the Stars propone un desfile más por esa galería de monstruos cronenbergianos; lejos de ser su mejor film, es la oportunidad de ver uno de los más notables estrenos del año.

Ficha técnica:

Dirección: David Cronenberg
Guión: Bruce Wagner
Fotografía: Peter Suschitzky
Edición: Ronald Sanders
Música: Howard Shore
Elenco: Julianne Moore, Mia Wasikowska, John Cosack, Evan Bird, Olivia Williams, Robert Pattinson, Kiara Glasco y Sarah Gadon. 
Distribuidora: Alfa Films
Duración: 111 minutos
Calificación: apta para mayores de 16 años.


Trailer  


domingo, 5 de octubre de 2014

Gone Girl: de David Fincher



Con Gone Girl, David Fincher vuelve a fascinar con su maestría para dirigir thrillers y policiales psicológicos. 

David Fincher (Se7en, El club de la pelea, Zodiac, El curioso caso de Benjamin Button) puede contarse sin dudas entre los mejores narradores cinematográficos del mainstream norteamericano de los últimos 30 años. Gone Girl, su última película, basada en la homónima novela de Gillian Flynn, es una prueba más de las virtudes de Fincher en lo concerniente a hacer de la cámara un propulsor de climas psicológicos, sensaciones e interpretaciones visuales en el espectador. Nick Dunne (Ben Affleck), un maltrecho y joven habitante de un pueblo del estado de Missouri, en el medio oeste norteamericano, descubre una mañana que su mujer Amy (Rosamund Pike) ha desaparecido de su casa. Desde un principio las sombras de sospecha recaen sobre Nick, circunstancia esta exacerbada por la cobertura mediática con que rápidamente cuenta el caso, haciéndole cobrar un interés de connotaciones nacionales. Sin embargo, más temprano que tarde, la trama comienza a mostrar aristas que el director utiliza para hacer un claro homenaje al cine de Alfred Hitchcock. Sin ánimo de adelantar cuestiones argumentales, cabe apuntar que Hitchcock hablaba de dos fórmulas en el métier de contar crímenes, una, en la cual había que transitar el film hasta el final para descubrir al asesino, la otra, consistente en hacer partícipe al espectador de sobre quién recaía claramente la culpabilidad y concentrar la trama en el proceso de pesquisa del criminal. Gone Girl, cuyo guión tiene también por artífice a la propia Flynn, utiliza uno de estos dos tópicos. Pero además de los merecidos honores al legendario director inglés, la película no pierde oportunidad de tratar temas contemporáneos: el tratamiento de los medios de comunicación, sobre todo el de la televisión, respecto de este tipo de casos, con su mezcla de frivolización y pavorosa singularización, dándole al televidente -y logrando el efecto deseado- el caso juzgado sin contemplar aristas, pormenores o segundas interpretaciones. El rol de los mass media es un tema central de la última entrega de Fincher: entrevistadores estrella, vecinos con ansia de estrellato aprovechando la cercanía del crimen y el supuesto consustanciamiento con sus partícipes y carísimos abogados famosos, constituyen un aspecto sustancial del retrato de época que contiene la cinta. Por su parte, se fondea en ciertas particularidades emergentes de la reciente depresión económica como uno de los factores determinantes del proceder y las especulaciones de algunos de los personajes, no restando asimismo hincapié en la representación de esos dos imaginarios un tanto arbitrarios pero existentes aún en los Estados Unidos y en países de similares características: el cálculo y la frialdad de los habitantes de las megalópolis por un lado y la candidez pueblerina del interior por el otro. Es una redundancia a estas alturas afirmar que el cine o el arte en general, comercial o masivo, no tienen por qué prescindir del planteamiento de un grado de participación por parte del público, proponiendo interrogantes y no ahorrando ciertas incomodidades. Gone Girl adscribe a ese orden de propuestas fílmicas, dejando juicios abiertos, análisis y discusiones a ser zanjados por el espectador. 




miércoles, 24 de septiembre de 2014

Las tardes

Los llevan por un presente
de cafés solitarios, 
de casas deshabitadas, 
de ciudades dormidas.

alguna vez fue tango Buenos Aires, las esquinas...

Como al cristal de las viejas copas,
arrulladas por el tenue sol
de las siestas de junio,
la vida los disipa cada tarde.

Corazón tan blanco el suyo (sí, por Marías, su novela),
capaces de llevar al límite su efímera materia
por gustar, por reproducir el trazo de su nimio destino:
herederos, hijos de una patria universal pero deshecha.

alguna vez se detuvo en un sueño el promediar del día

las esquinas 

recordar, Buenos Aires... 

las tardes

ya quietas

Y las mesas arden un fuego 
de soledades despiertas
y ellos piensan en la noche,
en el anhelo del río
volviendo a cantar,
volviendo a recobrarlos... 

domingo, 7 de septiembre de 2014

El Ardor




El Ardor es el tercer largometraje de Pablo Fendrik, lo precedieron El asaltante (2007) y La Sangre Brota (2008). El maravilloso marco natural de la selva misionera es el escenario de esta historia colmada -en el mejor y más logrado sentido- de guiños y tópicos cinematográficos. Una familia de campesinos, amedrentada por un grupo de mercenarios de poca monta que quiere apropiarse de su finca, recurre a un ancestral ritual de pedido de ayuda a los dioses, y en respuesta acude Kai, un chamán interpretado por Gael García Bernal. Kai encarna al justiciero, es un clarísimo guiño a las películas de samuráis o al western, en las cuales un lugar, víctima de una expoliación proveniente del "afuera", es preservado por quien acude a defender ese mundo bajo amenaza, con la diferencia -y he aquí uno de los aspectos más fuertes y conmovedores de la cinta- de que Kai pertenece al lugar, es más, podría decirse que "es" de alguna manera el lugar resguardándose de esa agresión externa: "...me ocurrió lo mismo que a ustedes e intenté adaptarme al pueblo, pero no pude, el monte es mi lugar" le explica el protagonista a la chica rescatada de los villanos. El canon del western está presente todo el tiempo en El Ardor: la llegada del héroe que es contemplada por la chica desde la ventana de su casa, los sombreros, las ruedas de carreta, el grupo de villanos comandados por un líder y hasta el duelo final entre los contendientes más representativos de la historia. Acaso uno de los puntos más logrados de la película sea el entendimiento magistral entre la cámara y el paisaje. La exuberancia de la selva, los sonidos naturales, conteniendo una situación portadora de su propio timing, escindida del mundo, resistiendo la penetración de lo externo. Ciertos momentos del film remiten asimismo a las inolvidables escenas enclavadas en el amazonas peruano de Aguirre, la ira de Dios (1972) y Fitzcarraldo (1982) del genial Werner Herzog. Manifestó Fendrik respecto de este hecho: "Lo admiro muchísimo; es un cineasta inspirador. Algunas de sus películas también están a mitad de camino entre el cine de autor y el de género, y eso es también un poco lo que intentamos acá." No son pocas las razones que ameritan ver El Ardor, pero tal vez la más importante sea que el cine en muchas de sus referencias y códigos de representación se encuentre felizmente presente a lo largo de sus cien minutos. 

viernes, 8 de agosto de 2014

OSCURALIPSIS: Cuento de Violeta Soto

La hoja de la fecha se despegó del calendario, lo hizo sola, aún no eran las doce de la noche. Juan la observó en el suelo y se quedó pensando: "qué mal hacen las cosas”; siguió escuchando la radio, se acostó, dio vueltas y más vueltas, y no se pudo dormir.

Al levantarse, calculando que ya había amanecido, miró por la ventana, pero aún estaba el cielo muy oscuro. Fue hasta la cocina y sobre el piso vio caídas, unas sobre otras, las hojas que quedaban del almanaque.

Todas cayeron planeando hacia un círculo imperfecto, TODAS, hasta la del 31 de diciembre. Le recordaron sus tiempos de pibe, cuando jugaba a las “figuritas” con sus amigos del barrio y las dejaban caer desde una pared al piso, en una azarosa siembra de fotos redondas, con la imagen de los ídolos del fútbol.

Miró otra vez por la ventana: el jardín no se veía… No llegó el alba. En la radio terminó un programa pero no comenzó el siguiente…, tampoco se escuchó el “pip” que anuncia la hora, solo el ruido áspero de la estática, Y NADA.

Corrió el dial…, y lo mismo: la estática.

En Oriente la noche se prolongaba desde hacía más de un día, luego en África y en el Atlántico. En su chacra Juan no notó que la noche había sido más oscura. Grandes lagunas negras separaban el espacio entre las estrellas; algo era muy extraño, pero Juan no reparó demasiado en eso. El sol fue una de las tantas estrellas que se apagaron. No hubo amanecer…

El sueño lo fue venciendo y Juan volvió a la cama para dormir, sin saber, igual que todos, que el sueño sería infinito, de una noche infinita; que oscureció meridiano tras meridiano. Todos los seres del planeta se durmieron para siempre, envueltos en un frío que ya nunca los dejaría despertar.   

jueves, 24 de julio de 2014

Linyera



Daniel Melingo fue en los '70 partenaire del músico brasileño Milton Nascimento. En los '80 formó parte de dos bandas emblemáticas del rock nacional: "Los Abuelos de la Nada" y "Los Twist", además de participar como invitado en uno de los proyectos solistas de Charly García: Piano Bar (1984). Como si estos antecedentes no bastaran para dar sobradas muestras de eclecticismo musical, desde 1995, quien declara sentirse identificado con la libertad anárquica del linyera, se convirtió en un originalísimo exponente del tango y la milonga urbana con sus álbumes: H2O (1995), Tangos Bajos (1998), Ufa (2003), Santa Milonga (2004), Maldito Tango (2007) y Corazón y Hueso (2011). El próximo 2 de agosto, en el ND Teatro de Buenos Aires, Melingo presentará Linyera, un LP en el que conviven desde una versión de la Canción del Linyera, de Antonio Tormo, o Volver a los 17, de Violeta Parra, hasta una bossa nova con versos de García Lorca; desde el Soneto para Daniel Reguera de Atahualpa Yupanqui, escrito en el año 1965, instrumentado -entre otros- por Jaime Torres y Skay Beilinson, hasta un tema dedicado a Juan Salvo, el entrañable personaje de El Eternauta. Vientos con sordina, tangos -en los que se ha incorporado al piano, contrariamente a las propuestas precedentes en que las guitarras jugaron un rol preponderante-, bandoneones y esa cruda impronta riberesca de esta suerte de Tom Waits rioplatense, cohabitan en el disco con sublimes arreglos de cuerdas y hasta con los ingredientes electrónico y dub en los bonus tracks. Cabe mencionarse lo dificultoso que es para cualquier músico plantearse fusionar universos líricos y musicales aparentemente tan distantes, sin llegar a esos pastiches construidos con la lógica de la mera suma de elementos sin criterio alguno. Linyera sale holgadamente airoso de ese desafío, constituyendo esto una de las muchas razones por las cuales este último trabajo de Melingo merece ser tenido en cuenta.        

jueves, 26 de junio de 2014

Philip Selway: Coming Up For Air, adelanto de "Weatherhouse"



En agosto de 2010, Philip Selway, baterista de la ya legendaria Radiohead, comenzó junto a Sebastian Steinberg, Lisa Germano, Glenn Kotche y Pat Sansone, el proceso de grabación de Familial, su primer disco solista. Familial no fue felizmente en absoluto una secuela de su desempeño como baterista en la banda de Abingdon, fue por el contrario una propuesta conformada por diez canciones intimistas, muy logradas y maduradas a lo largo de varios años. El mismo Selway admitió la clara reminiscencia “Nick Drake” que se advierte en el álbum: “He escuchado a Nick Drake una absurda cantidad de veces durante años, y entonces todo eso se va filtrando dentro de ti sin que te des cuenta.”  En 2011 fue lanzado Running Blind, un EP de cuatro canciones que van en la misma línea de los temas del disco que lo precedió. El próximo 7 de octubre, a través de Bella Union, será publicado Weatherhouse, un trabajo de diez canciones que configuran la tercer apuesta solista de Selway y del cual ya puede escucharse el primer track: Coming Up For Air. Con una orquestación mucho menos minimalista, un alejamiento de la impronta guitarrística  y una línea percusiva más enérgica, este primer corte, -sobre el cual manifestó su artífice: “…es como un balance de mi vida. Quería transmitir una sensación de liberación y afirmación. Esta fue la primera canción que grabamos, pero desde el primer momento no tenía nada que ver con Familial-, abre lo que supone un álbum diferente a las composiciones en solitario que previamente mostró el baterista de Radiohead.  





viernes, 6 de junio de 2014

Manucho y el cine: De la misteriosa Buenos Aires


Si bien, al hablar de la vasta obra literaria de Manuel Mujica Láinez, no puede omitirse el cuerpo conformado por la tetralogía de la aristocracia porteña: Los ídolos (1953), La casa (1954), Los viajeros (1955) e Invitados en El Paraíso (1957), y el constituido por algunas de sus últimas producciones: Cecil (1972), Sergio (1976), Los cisnes (1977) y El gran teatro (1979), en el cual se observa claramente la utilización de una prosa que se desliza con más fluidez, un estilo más directo, y un soltar amarras del anacronismo; la novela histórica, con el infaltable ingrediente fantástico, la ironía y la confesión entre líneas de su verdad humana –artificios que se advierten con más nitidez en Bomarzo-, es el tópico desde el cual se suele hacer una primera aproximación a la producción del escritor que pasó sus últimos años en un enigmático caserón de las sierras de Córdoba. Aquí vivieron (1949), Misteriosa Buenos Aires (1950), Bomarzo (1962), El unicornio (1965) y El laberinto (1974), fueron sin dudas las obras que más trabajo de documentación acarrearon, y por lo tanto, las más representativas de la fracción histórica de Manucho. Misteriosa Buenos Aires, es un conjunto de cuentos en el que interactúan personajes reales e imaginarios, haciendo un recorrido por la historia de la ciudad de Buenos Aires, desde su segunda fundación, hasta principios del S. XX. De la misteriosa Buenos Aires, es un tríptico cinematográfico realizado en 1981, adaptado por Ernesto Schoo, en que se filmaron tres cuentos del libro de MML publicado en 1950: El hambre, dirigido por Alberto Fischerman; La pulsera de cascabeles, dirigido por Ricardo Wulicher y El salón dorado, dirigido por Oscar Barney Finn. El film estuvo protagonizado por Aldo Barbero, Oscar Cruz, Graciela Dufau, Eva Franco, José María Gutiérrez, Jorge Mayor, Walter Santa Ana y Julia Von Grolman. 

Enlace para ver la película completa



domingo, 1 de junio de 2014

Sobre pájaros y pájaros

¿Quién es la que grita
violando una cueva aún llena de espectros?
¿A qué viejos muertos intenta arrancar del reposo?

Es tan grande y perpetua la lejanía,
tan desconocido el legítimo nombre
del que aguarda:

(Ellos, Ellos)...La obscenidad en que habitan
los ha vuelto monstruos,
si hasta puede vérselos
escogiendo los mejores escenarios
para expoliar a sus hijos.

¿A quién hablan,
de qué hablan los que no saben bailar a solas?

Sigue tan turbio el río,
tan secreta y sepulcral la niebla
que arrastra esclavos a un lacerado enjambre:

se alimentan de ratas si es necesario
a cambio de una ventana incapaz de mostrar más 
que otra desangelada ilusión de camisetas, 
sangre seca, 
la deslumbrante y efímera gloria
(parodistas que saltan por encima, si el secreto es tan claro -nunca dejarse tocar, nunca-)

Solo de eso se trata,
es tan simple y tan lúgubre 
la cacofónica coreografía de algunas aves,
roen y roen sus propias alas
hasta quedar confinadas al barro.

¿Quiénes son los que esperan las mismas gracias 
de parte de pájaros que no conocen el hierro,
que avanzan hacia el arriesgado y glacial destino?... 


viernes, 16 de mayo de 2014

De cómo suelen mutar algunos cisnes

No necesitaba del sudor
para ahuyentar el miedo
a la solitaria noche,
sacudíase cada vez más las sanguijuelas
de las pantorrillas
(tan bajo habían caído que ahí podía vérselas
con la inestimable ayuda del vino,
apiñadas como ratas bajo influjo 
de un dulce e inesperado veneno.)

Cundía un pavor cinematográfico
cada vez que los desprevenidos voyeurs
compulsaban el sonido
de quien revelaba un secreto
capaz de derretir no sólo sus alas,
sino también, 
por si acaso, 
las de los aparentes dueños de las letras,
los gestos, 
las imágenes y la música.

Es el teatro muchachos,
incautarse un prestigio perenne,
haber nacido lejos del barro.

Sin embargo, no le es dado a cualquiera
el arte de la intrépida burla,
debe ponérsele savia a tanta secreta venganza.

Y ahí se lo ve bailando, eléctrico, 
envolviendo gorrioncitos en retales de seda,
tornándose cada vez más azul,
cada vez menos sonoro,
cada vez más invisible... 

sábado, 19 de abril de 2014

El crítico: ópera prima de Hernán Guerschuny


En la ópera prima de Hernán Guerschuny, se explora el constante y a veces controvertido diálogo entre artífices y críticos. El crítico reflexiona además acerca de la aventurada arbitrariedad con que suele juzgarse el arte, y muestra a Rafael Spregelburd interpretando a un personaje atrapado por lo que él llama la maladie du cinemá.


Alguna vez, Severo Sarduy, dijo que quien escribe, de alguna manera representa una amenaza a la seguridad simbólica de los demás. Podría agregarse que quien escoja cualquier campo del arte para interpretar la realidad se adscribe en esa liga de personajes sentenciados a una relativa soledad. Probablemente, el ejercicio de la crítica represente una vuelta de tuerca más a esa regla, dado que un crítico da cuenta de la obra de quien da cuenta, constituyéndose en una doble amenaza, y teniendo que pagar el precio de ambas impertinencias.   

Víctor Tellez (Rafael Spregelburd), padece con creces las adversidades antes descriptas. Escribe para un importante diario de Buenos Aires sus inclementes críticas de cine, acaso ejerciendo una indirecta forma de venganza, buscando víctimas que de todos modos se lo merezcan. Es que el verdadero cine ya murió, y tal vez solo quede de él el francés con que esgrime sus interminables y lapidarios coloquios interiores. Odia las comedias románticas y sus insoportables tópicos, lleva una ascética y característica vida de intelectual solitario, rodeado de libros y cintas en VHS, relacionándose mayormente con quienes abrevan en los mismos odres. Pero un buen día, accidentalmente, conoce a Sofía (Dolores Fonzi) en la recorrida de un departamento en alquiler. Sofía es una suerte de dechado de todo lo que Tellez cree que aborrece, plana, de una sensibilidad explícita, transparente y desacartonada, y por supuesto, muy linda. En ese momento la película comienza a mostrar una pulseada entre esos dos mundos, por una parte, Tellez resistiendo ser conquistado por Sofía, por la otra, Sofía advirtiento las grietas por las cuales inocular sus encantos.

Este es el procedimiento acaso más efectivo que posee el primer largometraje de Guerschuny, el narrar este proceso en el cual los códices de la comedia romántica van apareciendo: la comida compartida en el departamento de bohemia, los guiños a los filmes del género, los paseos por la ciudad, la lluvia, la música evocando literalmente la escena, etc. "Es la maladie du cinemá" maldice Tellez, quien no puede evitar la faena de convertirse en el crítico de esa comedia romántica que está representando sin poder a cierta altura resistirse a los atractivos de Sofía.

El mundo de la crítica está contado en el film de manera muy efectiva, ya que Guerschuny conoce muy bien el paño. Hace ya un par de décadas que junto a Pablo Udenio dirige la revista Haciendo Cine. Desfila en El crítico un buen número de personajes de la crítica y el mundillo del cine porteño aportando su rol de himselfer.  Manifestó el director en una reciente entrevista de Claudio D. Minghetti: "Creo que la película intenta poner en tela de juicio las definiciones, los moldes, las etiquetas. Este medio, como muchos otros, está lleno de mitos, como que los cineastas y los críticos son razas de planetas distintos. Creo que en todo crítico hay un cineasta y en todo cineasta hay un crítico. Al menos en los festivales nos alimentamos del mismo cóctel".

Si bien por momentos la película hace la plancha y redunda volviendo sobre cosas que quedaron claras en los primeros minutos, es una interesante oportunidad para pensar ese constante y a menudo sinuoso diálogo que el arte suele enfrentar como primera y a veces insorteable prueba de fuego.  




viernes, 21 de marzo de 2014

Venter: adelanto de "Aurora", el próximo trabajo de Ben Frost


Venter es un tema adelanto de Aurora, el próximo disco del músico australiano Ben Frost, radicado desde 2005 en Reykjavík. El lanzamiento del álbum será en mayo próximo a través de Mute y Bedroom Community, colectivo discográfico creado en Islandia por Nico Muhly, el propio Frost y Valgeir Sigurðsson. Bedroom Community alberga también a Sam Amidon, Nadia Sirota, James Mc Vinnie, Paul Corley, Daníel Bjarnason y Puzzle Muteson. Los anteriores trabajos de Frost fueron Theory of Machines (2007), By the Throat (2009) y Sólaris (2011), obra compuesta por encargo de los organizadores del festival de Polonia Unsound, basada en la novela homónima del escritor polaco Stanislaw Lem, llevada al cine en 1972 por el genial Andréi Tarkovski. En la puesta de Sólaris colaboró con Frost Brian Eno aportando sus film manipulations. Aurora contará con la co-producción de Valgeir Sigurðsson, Daniel Rejmer y Paul Corley.




domingo, 23 de febrero de 2014

Nebraska: de Alexander Payne


Nebraska, el último film de Alexander Payne, es sin lugar a dudas su mejor trabajo hasta el momento. Una película que araña el rango de obra maestra y en donde Bruce Dern descolla actoralmente. 

No demasiadas veces, los que amamos el cine, podemos constatar tan claramente a través de un film, el registro de esos rasgos universales que nos definen y que se transforman en un código de correspondencia de esos que la gran pantalla, cuando cuenta con artífices como Alexander Payne en su indiscutible mejor trabajo, nos regala de una forma inigualable. Acaso la decisión de filmar en terreno conocido, ya que el director de Nebraska nació en esos lares, tenga que ver con esto, dado que difícilmente haya manera de pergeñar una película que arañe tan de cerca la categoría de obra maestra, sin retornar, al menos de manera simbólica, a los propios orígenes.

Seguramente, desde la proverbial Big Fish, de Tim Burton, sea muy difícil encontrar una cinta que aborde de manera tan bella y profunda la relación padre-hijo, y el tema de la reivindicación de toda una vida asumida por quien la fuerza de las circunstancias ha elegido para llevar a cabo una empresa de una envergadura tal.   

Woody Grant (Bruce Dern), es un anciano cuya conexión con la realidad ha menguado considerablemente, vive con la mujer con quien se ha casado (June Squibb) -acaso porque fue la primera en pedírselo- en Billings, un pueblo del estado de Montana en los Estados Unidos. Woody recibe un buen día un comprobante que lo acredita ganador de un millón de dólares, timo ya pasado de moda que utilizaron en su momento ciertas publicaciones para granjearse suscriptores, y a partir de ese momento, su único objetivo es trasladarse a la ciudad de Lincoln, en el estado de Nebraska, para cobrar su premio. Es casi imposible no retrotraerse al entrañable personaje interpretado por Richard Farnsworth en A staight story, de David Lynch, en la circunstancia de ver a un anciano jugándose su última carta existencial contra viento y marea. Sin embargo, el personaje encarnado por Farnsworth, va cosechando a lo largo del camino innumerables colaboradores que lo ayudarán a lograr su objetivo, pero en el caso de Woody Grant, será solamente uno de sus hijos (Will Forte) quien progresivamente asumirá el rol de aliado de su padre en esto de trazar inconscientemente el camino de regreso a sí mismo.

El marco visual de este viaje filmado por Payne, quien ha dado muestras sobradas de saber de qué va el métier de las road movies en About Schmidt (2002) y en Entre Copas (2004), es el otoño de ese medio oeste norteamericano, con sus planicies interminables, sus árboles raquíticos, sus pueblos desplumados por un aire de crisis económica, que gracias al aporte del blanco y negro, remite a las épocas del crack de los ’30 arrojando sus residuales vendavales al presente, como si el tiempo intermedio entre la gran crisis y la época actual hubiese sido suprimido. Declaró Payne en una entrevista realizada por Jeff Goldsmith: “cuando comenzamos a rodar, Estados Unidos se hallaba en plena crisis económica. Eso me hizo querer asociar visualmente la contemporaneidad con los tiempos de la Depresión de los ’30. Y esos tiempos los vimos en blanco y negro.”

Nebraska es la sexta película de Alexander Payne y la primera que no lo cuenta como guionista, respecto de esto habló también su director en la entrevista que tuvo con Goldsmith: “Encontré un guión, el de Bob Nelson, que parece escrito por mí (risas). Tiene todo lo que suelo incluir en mis películas: el camino, el viaje, un protagonista mayor, unos personajes interesantes (así al menos me lo parecen a mí), la fusión entre drama y humor. Y encima tiene algo que nunca incluí, de tan adentro que lo llevo: transcurre en Nebraska, que es donde nací. Con la ventaja de localizarse en zonas del Estado que no conocía bien y que el rodaje me dio oportunidad de conocer.”

En un principio la idea de Payne era que el rol de Woody Grant lo interpretase Gene Hackman, pero ante su negativa, acudió a un Dern que en Nebraska, como Jack Nicholson en About Schmidt o George Clooney en The descendants, hace un trabajo en contrapunto con el cliché actoral con el que el público los asocia. Pocas veces puede verse tan claramente la maestría de un director para capitalizar el potencial actoral de uno de sus dirigidos, llevarlo a su grado cero y desde allí, hacerlo descollar como lo hace Dern en la interpretación de este quijotesco y taciturno anciano que entre otras cosas, sale al camino en busca de la recuperación del honor perdido.

El último film de Payne obtuvo la “Palma de Oro” a “Mejor actor” para Bruce Dern en el Festival de Cannes 2013 y está nominado a seis premios Oscar 2014, en los rubros “Mejor película”, “Mejor director”, “Mejor guión original”, “Mejor fotografía”, “Mejor actriz de reparto” para June Squibb y “Mejor actor” para Bruce Dern.   



miércoles, 12 de febrero de 2014

Matías García: Viento Magnético



Viento Magnético es el primer disco solista de Matías García, un álbum íntegramente acústico en donde el género "canción" es abordado con una gran lucidez y acierto musicales.

Los antecedentes musicales de Matías García no son pocos. Ofició los roles de baterista, cantante y compositor en las bandas Pulpo y Pikle; fue guitarrista, cantante y compositor en Patriotismo Sur y bajista, cantante y compositor en SWING!. Viento Magnético es el primer disco solista de este multiinstrumentista de la ciudad de Zárate, un trabajo conformado por algunas canciones que esperaron seis años en gateras el momento de ser plasmadas en estudio y otras más recientes. Para quien redacta, la palabra canción es la clave para entrarle a Viento Magnético, ya que como muy pocas veces sucede, no hay en él un solo track que se preste a categorizaciones de otra especie.    

Solemos aplicar el rótulo “canción” a un número demasiado excesivo de expresiones musicales, y por supuesto, nadie es quien para exigirles a los músicos no tentarse con las múltiples posibilidades de ramificación que ofrece el ya a estas instancias tan explorado arte de referenciarse a través de los sonidos. Pero canciones son canciones muchachos, y lo cierto es que quien se proponga vérselas con este género debe estar dispuesto a deshacerse de la mayor cantidad de artificios posible, y desde esa austeridad, universalizar lo que sea que haya motivado el hecho de encomendarse a esas musas tan esquivas, y lograr seducirlas, empresa para nada fácil por cierto.   

Con Viento Magnético, Matías García da una verdadera master class de la veta “canción”. Es un disco íntegramente acústico, de canciones que delinean desde el flash epifánico de Culo Romano, el conciso dictámen  de Oficio, al que le basta un minuto y diecisiete segundos para defender su lugar en la lista de tracks, alguna que otra faceta del amor aludidas elegantemente en Biónico (verdadero temazo), Por las buenas y Chapuzón, y el –para quien escribe- himno a la alegría del disco, Ventolín. Por otra parte, desde lo guitarrístico, los temas van al grano, sin estorbos ni sobrecargas armónicas ni técnicas, y desde lo lírico, las letras van en esa línea directa y sintética que propone el álbum desde los primeros compases del primer track.

Es muy habitual a la hora de reseñar música, hacer paralelismos entre lo que se está reseñando y algún modelo de referencia. Hablar de supuestas influencias implícitas facilita la empresa y suele constituir un recurso válido, pero las canciones de Matías, sobre todo en lo concerniente a la personalísima interpretación vocal, hacen positivamente dificultosa la faena de trazar similitudes. 

Todos los temas del disco, grabado en ESTUDIOS ION, son de Matías García, así como la producción y la voz y la guitarra acústica que se registraron. La ingeniería de sonido la realizó Leonardo Checchia. Camilo Semería es su productor ejecutivo. Andy Domínguez y Julián Desbats fueron los responsables de la foto y el diseño de tapa. Como promoción del disco, se filmó el video de Chapuzón, cuya realización estuvo a cargo de María di Lello. Respecto del futuro próximo, Matías tiene pensado salir a girar con Viento Magnético y con nuevas canciones que quedaron fuera del álbum, en el formato en que fue grabado el disco (guitarra acústica y voz).     



jueves, 9 de enero de 2014

Ben Stiller: La increíble vida de Walter Mitty



Con La increíble vida de Walter Mitty, Ben Stiller no solo vuelve a dirigir talentosamente, sino también aborda un terreno fílmico mucho más complejo y prometedor.   

Ben Stiller ya ha demostrado su pericia a la hora de dirigir una película. Reality Bites (1994), The cable guy (1996), Zoolander (2001) y Una guerra de película (2008), fueron las precursoras de La increíble vida de Walter Mitty en mostrar al supertaquillero actor comandando una cinta detrás de cámara. Este último film está basado en una novela corta de 1939 de James Thurber que ya tuvo dos adaptaciones cinematográficas: una de 1947, dirigida por Norman Z. Mcleod, la otra una comedia italiana de 1982 llamada Sogni mostruosamente proibiti.

Walter Mitty (Ben Stiller) es un empleado de la sección fotográfica de la revista Life, publicación que va a lanzar su último número en papel y que le encomienda a este taciturno personaje el procesamiento de una fotografía de su fotógrafo estrella (Sean Penn) para la última portada, foto que extrañamente se pierde y que deberá ser encontrada por Mitty en un periplo que no solo implicará lanzarse a lugares desconocidos del mundo, sino también adentrarse en los propios. 

En un principio, todo el marco visual que acompaña a Walter Mitty: las estructuras uniformes, el complejo habitacional en el que vive, su lugar de trabajo, incluso las calles transitadas, son un claro espejo en el que el personaje interpretado por Stiller se refleja, por el contrario, cuando el proceso de transformación comienza a consolidarse, los entornos lo acompañan y salen del universo imaginario para formar parte de la vida real. Este mecanismo de extrapolación es uno de los puntos más fuertes del film, acompaña el viaje interno y externo, sostiene la trama y explora de manera visualmente exitosa el constante diálogo que la cinta plantea entre el mundo de los sentimientos y su representación a través de la imagen. 

Respecto de lo musical, desde el leitmotiv de Space Oddity de Bowie, que impele a esta suerte de Major Tom posmoderno a lanzarse a la aventura, hasta los himnos épicos de bandas como Arcade Fire o Rogue Wave, también escoltan el peregrinaje de Mitty desde la ominosa civilización a los redentoras regiones de lo indómito.  

Actuaciones destacables: la de Shirley MacLaine en el rol de madre del cándido Walter, la de Sean Penn interpretando al enigmático fotógrafo y la del propio Stiller, ya que en este tipo de historias es innegable la tentación de sobreactuar ciertas obviedades, sobre todo la relación héroe-antihéroe, y tanto Stiller como Penn superan airosos la prueba. 

La increíble vida de Walter Mitty habla a las claras de la madurez de Stiller como director, consolida aun más su madera de genial actor de comedia y abre la puerta a una faceta muy interesante para lo que a futuro puede esperarse de su filmografía.


Trailer Oficial: