Agradezco a todos los lectores, declarados o secretos, que han leído los poemas de En su primera guarida que he ido subiendo individualmente. El enlace que aparece a continuación es para descargar el poemario completo en formato PDF. También encontrarán un enlace idéntico en la página Descargas PDF.
jueves, 21 de febrero de 2013
jueves, 14 de febrero de 2013
Reminiscencia
Casi un año,
no queda más rastro que una
lluvia
ensortijando un túmulo,
saludando el insólito replegarse
del invierno.
Un agua que asfixia,
reino del gris inexorable:
infame impunidad de la vejez
celebrando la cotidiana ceremonia
del almuerzo…
Acaso deba reconocerle al
destino
esa extraña merced:
haberse visto exento
de obrar con la modesta
pulcritud
de los nuevos dioses.
¿Dónde están los únicos ojos
que le vieron?
Ay de la cetrina profundidad
que aguardaba, si ni las más
yertas calles
le atrapaban con su efímera
magia de gaviotas.
No queda más rastro que un
agua.
miércoles, 13 de febrero de 2013
Espera
Cesaba,
suspendida;
la verde centuplicación,
de hierro,
sopesaba las manos,
del cuerpo, remontando
el río sepultado.
Miraba,
suspendida,
el apretujado blanco,
pugnando por quebrar,
la niebla, sustituta:
refulge el verde multitudinario
cuando lejana, el agua,
diminuta, que se yergue,
repliega su tumulto,
su apabullante serpentear,
albino, luchando por quedarse.
Cesaba,
suspendida,
hincando flechas de fe en la
bruma:
viento del desierto,
aire del desierto,
cristalino…
jueves, 7 de febrero de 2013
Letra muda
El pozo
arrastra hasta las piedras,
hechiza incluso a las más
hostiles voluntades.
(todo se precipita…)
Una mano se aferra,
vieja, solitaria,
para no caer en el único
abismo.
martes, 5 de febrero de 2013
Una noche y un pan
Construye su casa en otro
espacio.
El instante se redacta a sí
mismo
sirviéndose de una noche y
un pan,
de un cuenco vaciado de
remotos sentidos.
Hallar aquella voz perdida,
hallar la ciclópea
prestidigitación de la infancia,
allá donde las otras luces
alumbran
una tierra de azules
veredas.
Ese oscuro bullicio
circundado por indemnes y
viejas cantarinas
ejecutando al unísono
arpegios disonantes,
en bla bli blu,
precipita un final, una
furia de lobos.
Conocer al enemigo,
viejo arte de la guerra:
demanda de sinrazones,
de abdicaciones,
de ser consagrado por una invisible huella
el más denodado guerrero.
Desde la asfixia de un
sentenciarse
a la mismísima nada,
erige el sigiloso y postrero
vocablo…
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