lunes, 15 de abril de 2013

Depeche Mode: Delta Machine (a question of rupture)



El decimotercer álbum del grupo comandado por Martin Gore, Andy Fletcher y Dave Gahan, se perfila como una clara apuesta a consolidarse en un punto de inflexión, que sin embargo no desecha en absoluto el virtuoso camino transitado por Depeche Mode hasta los días que corren... 

El 19 de marzo salió oficialmente a la venta Delta Machine, el último trabajo del grupo piloteado por Martin Gore, Andy Fletcher y Dave Gahan. Es quizás pasados los cincuenta cuando un músico de rock o de alguno de sus tan diversos estilos subsidiarios, se plantee violar algún tipo de norma, autoimpuesta, impuesta por las discográficas o por las preferencias de millones de fans que a veces no están dispuestos a un sacudón que los arrebate de la comodidad que proporciona moverse en terreno conocido.

Welcome To My World, con una cierta opresividad reznoriana, abre el juego en este decimotercer disco de Depeche Mode. Desde el vamos uno advierte que la propuesta no es en absoluto que los temas fluyan sencilla y naturalmente por los sentidos de quienes siguen apelando a los patrones estéticos de los inolvidables Violator  o Playing The Angel. En este disco hay rupturas, desde lo rítmico, en las atmósferas en las que esa combinación de samplers y sintetizadores siguen oficiando un rol preponderante pero dentro de una lógica mucho más experimental, y en la sorpresiva irrupción de una canción proverbial como Heaven, que se permite por un momento soltar amarras y levitar independientemente, sostenida por la dignidad de su colosal belleza.

Angel es un tema prototípico del disco, un blues electrónico que en un momento rompe en un estribillo de una sobria simpleza y retoma en un desarrollo rítmico complejo. El álbum transita por muchas de estas instancias, por estos intencionales desfasajes de intensidad que lo hacen a la vez interesante y un tanto arduo de digerir en una primera escucha. 

Broken concede un interludio de armisticio apelando al clasicismo depechemodeano, pero no desentona con ese carisma rupturista que atraviesa Delta Machine. Ese es el punto del disco –en general-, el llevar hasta un cierto grado de experimentación ciertos rudimentos compositivos, no en un acto de inmolación, sino tomando elementos propios y reformulando la manera en que se los invita a participar y a desenvolverse. Este patrón lo sigue también Soft Touch/Raw Nerve, y debe reconocérsele el mérito a estos temas también, ya que no es poca cosa ejercer con efectividad un neoclasicismo de estilo propio, sobre todo cuando la obra a la que se apela supera con creces la media -concepto que se sugirió en este espacio a instancias del último disco de Bowie-.  

Delta Machine es el tercer álbum de Depeche Mode producido por Ben Hillier. Previamente trabajó junto al trío en Playing The Angel (2005) y en Sounds Of The Universe (2009), razón por la cual pueden atribuirse también a Hillier los galardones por apostar a ese acertado espíritu de quiebre y transgresión a la norma anteriormente resaltados en esta reseña. 

El video que se añade a continuación pertenece al tema Heaven