El decimotercer álbum del grupo comandado por Martin Gore, Andy Fletcher y Dave Gahan, se perfila como una clara apuesta a consolidarse en un punto de inflexión, que sin embargo no desecha en absoluto el virtuoso camino transitado por Depeche Mode hasta los días que corren...
El
19 de marzo salió oficialmente a la venta Delta
Machine, el último trabajo del grupo piloteado por Martin Gore, Andy
Fletcher y Dave Gahan. Es quizás pasados los cincuenta cuando un músico de rock
o de alguno de sus tan diversos estilos subsidiarios, se plantee violar algún
tipo de norma, autoimpuesta, impuesta por las discográficas o por las
preferencias de millones de fans que a veces no están dispuestos a un sacudón
que los arrebate de la comodidad que proporciona moverse en terreno conocido.
Welcome To My World, con una cierta
opresividad reznoriana, abre el juego en este decimotercer disco de Depeche
Mode. Desde el vamos uno advierte que la propuesta no es en absoluto que los
temas fluyan sencilla y naturalmente por los sentidos de quienes siguen
apelando a los patrones estéticos de los inolvidables Violator o Playing The Angel. En este disco hay
rupturas, desde lo rítmico, en las atmósferas en las que esa combinación de
samplers y sintetizadores siguen oficiando un rol preponderante pero dentro de
una lógica mucho más experimental, y en la sorpresiva irrupción de una canción proverbial como Heaven, que se
permite por un momento soltar amarras y levitar independientemente, sostenida
por la dignidad de su colosal belleza.
Angel es un tema
prototípico del disco, un blues electrónico que en un momento rompe en un
estribillo de una sobria simpleza y retoma en un desarrollo rítmico complejo. El álbum transita por muchas de estas instancias, por estos intencionales desfasajes de
intensidad que lo hacen a la vez interesante y un tanto arduo de digerir en una
primera escucha.
Broken concede un interludio de
armisticio apelando al clasicismo depechemodeano, pero no desentona con ese
carisma rupturista que atraviesa Delta
Machine. Ese es el punto del disco –en general-, el llevar hasta un cierto
grado de experimentación ciertos rudimentos compositivos, no en un acto de
inmolación, sino tomando elementos propios y reformulando la manera en que se
los invita a participar y a desenvolverse. Este patrón lo sigue también Soft Touch/Raw Nerve, y debe reconocérsele el mérito a estos temas también, ya que no es poca cosa ejercer
con efectividad un neoclasicismo de estilo propio, sobre todo cuando la obra a
la que se apela supera con creces la media -concepto que se sugirió en este
espacio a instancias del último disco de Bowie-.
Delta Machine es el tercer álbum de
Depeche Mode producido por Ben Hillier. Previamente trabajó junto al trío en Playing The Angel (2005) y en Sounds Of The Universe (2009), razón por la cual pueden atribuirse
también a Hillier los galardones por apostar a ese acertado espíritu de quiebre y transgresión a
la norma anteriormente resaltados en esta reseña.
El video que se añade a continuación pertenece al tema Heaven