sábado, 31 de marzo de 2012

Salir

De la usurpación de monstruos

que habita este que ya no camina,

ya no recorre las veredas.



Las gastaba un helado ventarrón:

éramos niños aún, cuando veíamos

el arribo de la gris ensoñación, 

de abuelas que esperaban dentro,

nos preparaban el sueño.



Habita el que ya no camina,

porque las calles se han llenado

de mercaderes,

de trágicas felicidades,

de amores inútiles,

de tristes sobrevivientes.