martes, 20 de marzo de 2012

Poema Nro. 28, Perdidos, La Frontera (versión extendida)

Todo mana de un cuenco

que desde hace tiempo

ha dejado de llenarse con esas nuevas voces.



Las verdaderas voces

atraviesan indemnes la historia,

bastó una sola y pobre oreja

para atrapar el sonido de tus pasos

cuando aún podías olfatear la viva niebla.

Aquella niebla y aquel verde océano

caen profundamente en tu inmenso silencio.



La música del río nos llama desde siempre,

la humana turbiedad no ha logrado impregnar las sacras penumbras:

niña del mar, 

te siento emigrar de los dominios del sueño,

viajas inclaudicable hacia las contingentes vastedades del lenguaje...



Desde esta aterradora vigilia

puedo sólo manipular cadáveres,

sangre que transformará a los niños

en vanos sobrevivientes:

niña del mar, 

te siento emigrar de los dominios del sueño,

viajas inclaudicable hacia un perpetuo laberinto...