martes, 20 de marzo de 2012

Poema Nro. 28, Perdidos, La Frontera (versión extendida)

Todo mana de un cuenco

que desde hace tiempo

ha dejado de llenarse con esas nuevas voces.



Las verdaderas voces

atraviesan indemnes la historia,

bastó una sola y pobre oreja

para atrapar el sonido de tus pasos

cuando aún podías olfatear la viva niebla.

Aquella niebla y aquel verde océano

caen profundamente en tu inmenso silencio.



La música del río nos llama desde siempre,

la humana turbiedad no ha logrado impregnar las sacras penumbras:

niña del mar, 

te siento emigrar de los dominios del sueño,

viajas inclaudicable hacia las contingentes vastedades del lenguaje...



Desde esta aterradora vigilia

puedo sólo manipular cadáveres,

sangre que transformará a los niños

en vanos sobrevivientes:

niña del mar, 

te siento emigrar de los dominios del sueño,

viajas inclaudicable hacia un perpetuo laberinto...


miércoles, 7 de marzo de 2012

De infancias, mares y magdalenas...

En el centro. Traje para aguardarte libertad mis mejores recuerdos, traje al camino remoto y la densa niebla del río, traje un rojo y anaranjado anhelo, ese que por siglos hizo posible el embeleso de una misma canción multiplicada en mil diferentes voces. 

En el centro. Traje para aguardarte libertad un múltiplo de Dios, desbaratado por la incauta dimensión del arte, un oscuro perímetro de fingida gracia donde proyectar mis evocadas luces, esas que por ansias arrancó el recuerdo a una inspirada niñez. Si hasta fingían las naranjas un infinito mundo, rendido ante mis pies, cuando el verano multiplicaba los panes, cuando sólo bastaba el agua para lavar la incipiente infamia, bastaba un minúsculo acto de fe para alzarse y volar sobre las antiguas veredas. 

En el centro, en el centro vuelvo a creer transformado satíricamente en exegeta de un descabellado contorno: caminas hombre hacia tu indefectible revelación, aligerando palabra, llanura estallando la secreta confesión de lo absoluto.

En el centro, se extermina a sí mismo el pasado, dejando librados desiertos, tempestuosos mares y magdalenas: caminas hombre hacia tu indefectible revelación, aligerando palabra, oeste derramando la restaurada y única epopeya...     

domingo, 4 de marzo de 2012

Un enorme gracias...

   Cuando chequeo las estadísticas en mi escritorio de Blogger, compruebo con asombro las visitas de países como Alemania, Rusia, Estados Unidos, Colombia, España, México, Chile, Italia, Ecuador, y en menor medida, pero con no menor sorpresa, Tailandia o Indonesia. En mi país, Argentina, la página se ha ramificado con mayor facilidad, gracias a los queridos amigos que la han hecho circular entre sus contactos, y gracias a las entradas "González versus El Escribidor" y "Sabato, el sujeto", obviamente porque su objeto trató temas atenientes a estos lares, claro está, no exclusivamente. Esta entrada es simplemente para agradecer a estos desconocidos y lejanos lectores el interés por este espacio. Algunos se han dado a conocer a través de sus mails a la dirección que ofrezco en el perfil para toda persona que quiera compartir conmigo cualquier parecer que surja de esta experiencia. Como les manifesté en la fundamentación del sitio llamada "Sobre este espacio": creo que cualquier expresión artística, del tipo que sea, no se completa sino hasta que la compartimos con otros, ese es el aspecto vivo del arte. Gente: UN ENORME GRACIAS!!!

sábado, 3 de marzo de 2012

Poema Nro. 12, Las Otras Tormentas, La Frontera

Otros mueven el mundo allá:

como las damas que miran al que duerme.

¿Quiénes mueven el mundo?

¿Quiénes arrancan al otoño

su densa inmovilidad?

Acá todo se toca,

todo se ve, se desborda

en la ligera atmósfera de lo que parece ser,

parece ser nomás sin cuerdas,

sin cuerdas que vibren vientos

capaces de despertar a los muertos.



Viajo a veces:

un viento helado que no hiela,

un tren sin madres a la vera de un sendero eterno.



Cuando me salen,

cuando me llevan, los idos no preguntan,

cuando me sacan, hasta las barrios difíciles,

hasta el olor de su carne me huele a fiesta.

Cuando me vaya. 

domingo, 26 de febrero de 2012

Poema Nro. 8, Amelia, La Frontera

En la tibieza de un paraje

olvidado de los nuevos hombres

que tanto te inquietan Amelia,

supones que el tiempo todo lo arrastra.

Hay momentos neutros,

con sus gentes caminando

hacia un sol eterno:

acaricia el metal destellante

de aviones que parten sin llevarte.

Alguien camina de noche 

sobre tus frágiles techos de papel,

pero Buenos Aires es una enorme nube,

de mañanas y mañanas,

es el sueño, …es el destino.

viernes, 17 de febrero de 2012

Disonancia

Ni el embrujo de las fresas, de las renovadas manzanas

abrió la puerta a una silenciosa y helada esfera.

Soñaba, soñaba cuando el pequeño infierno inspiraba una huida hacia regiones transparentes, donde lo indómito prometía acunar a los perdidos niños,

caminaba, si parecía volar embriagado por la esperanza que noche a noche fecundaban los involuntarios fulgores.

Has perdido el mundo hombre de los mil siglos de espera, has olvidado flotar sobre esas azules veredas,

de estas siniestras paredes brotan opacas raíces que te aplastan contra ese antiguo y distinguido féretro.

El sueño, Hawthorne, el aborrecido constructor de un trunco y extraviado imperio,

el río, los primeros y honestos sonidos, ..., dejarse atrapar por los peores ladrones,

alzarse sobre las frías y solitarias calles que transportan bajo un infame sol a los vivos muertos...

Has perdido el mundo hombre de los mil siglos de espera, has olvidado la música primera, matar a un padre, proclamar ante las aguas turbulentas tu sagrado albedrío...

domingo, 8 de enero de 2012

Doctrina (sus primeros pasos)

Arrancó raudamente un cuerpo, 

duele el calor en el devenir de esta lenta y ajena prestidigitación.

Arrebató un alma atormentada por esa vieja letanía:

trabajan los hombres,

circundan amodorrados sus pequeños dominios,

aman su propio infierno los hombres,

vigilan cautelosos la imperdonable multiplicación del rojo que estrangula las ciudades.

Arrancó raudamente un cuerpo,

el camino exige la recuperación de una fe profunda.

Acaso esa gris enormidad que pareciera flotar,

suspenderse, helar como en los sueños a la verde cercanía, 

recobre a ese otro hombre dispuesto a aproximarse:

andar..., andar con el cuerpo seco y el alma llena,

el camino, el camino siempre.