domingo, 8 de enero de 2012

Doctrina (sus primeros pasos)

Arrancó raudamente un cuerpo, 

duele el calor en el devenir de esta lenta y ajena prestidigitación.

Arrebató un alma atormentada por esa vieja letanía:

trabajan los hombres,

circundan amodorrados sus pequeños dominios,

aman su propio infierno los hombres,

vigilan cautelosos la imperdonable multiplicación del rojo que estrangula las ciudades.

Arrancó raudamente un cuerpo,

el camino exige la recuperación de una fe profunda.

Acaso esa gris enormidad que pareciera flotar,

suspenderse, helar como en los sueños a la verde cercanía, 

recobre a ese otro hombre dispuesto a aproximarse:

andar..., andar con el cuerpo seco y el alma llena,

el camino, el camino siempre.