viernes, 14 de octubre de 2011

Rebelión, última o primera sangre...

   Con la noche en su más sórdido clímax, anhelando las involuntarias luces del sueño. Con el siniestro murmullo de esas muertas que pueblan este lado del infierno. Con un implacable, blanco, tortuoso, macilento artificio del destino, sepultando a ese niño que prosigue construyendo perspectiva, espacio, ansias. Esa inmutable tracción de calamidades, cifrada en un nombre, una vida de la cual el primer río se aleja, parece no dejar espacio al progreso del milagro que anticiparon los canales, esa casa estallando indescifrable en medio de la resplandeciente llanura, ese camino solitario, las melodías de un inicio en el que todo bastaba para trascender el cerco de acceso a una música capaz de revelar los supremos secretos. Caminas hoy con este suceso a cuestas y el cansancio del tiempo serpenteando las últimas puertas al único retorno posible. 
   Matar en nombre de la libertad no es aun factible en este enrarecido paraje de adversidades, mas cuando el único sonido vuelva a insinuarse, aprestarás tu espada, invocarás al viento gris, orarás al único y humano dios de siempre, y te sumergirás en la profundidad de un mar que siempre te ha estado esperando... 


Foto: gentileza de Cintia...

jueves, 29 de septiembre de 2011

Génesis, Caminos, Tiempo Absoluto

   El viento en el invierno del '94 me confesó que la vidala no es del hombre, ni del despierto, ni del arriesgado alquimista, ni del altivo traductor de lo efímero. No conocía a Hunter Thompson cuando esa singular perspicacia me arrojó al camino, a su inconmensurable y milenario designio, pero a veces el tiempo se rompe en Tiempo y la involuntaria posibilidad de condensación nos revela al mismo instante una vieja y guardada esencia tanto como el preludio de una voz que proviene de un lejano futuro, desprovista del símbolo. El rezo de un persistente espíritu, inmutable caminador de la breve pero recurrente iluminación, construye una obra admirable, una lumbre que crece, incorpórea, sonido, única y verdadera creación posible. No conocía a Hunter Thompson cuando esa singular perspicacia me arrojó al camino, tampoco a la indeclinable estepa, esa que profusa de una fría y densa invisibilidad encendió nuevamente la magia. No conocía la prodigiosa rendición de las bestias, mas la vidala reza por sí misma en el camino, mas el camino es vidala, mas el viento es universo, mas es cada paso en viento y en vidala uno de los verdaderos inicios...


Foto: gentileza de Cintia...

domingo, 28 de agosto de 2011

ADIOS

Densa, muda como un lento pero inexorable fango,

apagas muerte al pequeño fuego de un milagro.

Se han perdido mis manos en esta incipiente noche,

pues se ha ido un perfecto silencio,

una nota sutil,

ese único habitante... 


viernes, 12 de agosto de 2011

Sur

   Por delante se yergue una invitación a la sagrada aventura. Caminas desde la periferia hacia el centro de todo y de ti mismo. Jamás la más inquisitiva y consagrada pluma podrá vencerte voz del desierto. Fuego, iluminación, acción irreverente de aproximarse a la intimidad de los dioses. Es tan vasta la experiencia cuando en la inmediatez los neutros amarillos conmocionan a una sensibilidad dormida en el pasado, nada puede con mi Tiempo ajeno al tiempo, lo involuntario estremece a lo insignificante, lo sepulta en los dominios de un olvido que de casi tan total, acaba por olvidarse. Una serpiente color de mosca comiéndose a sí misma por la cola hasta desaparecer, sólo su olor casi imperceptible persigue al caminante. He olvidado tantas calles, extraviado tanto silencio, he vuelto al río sin el embrujo de la infancia. No obstante tras las bardas que anuncian el hielo cuando el sol aún arrecia, sumergiré mis ojos, mi escucha, mi volátil transgresión acudirá en busca del clamoroso viento, ..., retorno, final del camino, morir olvidándose, respirar la tenue y agreste prestidigitación del más genuino presente... 


jueves, 14 de julio de 2011

Caminar (los senderos por venir) Dedicado a Pasolini y su Teorema, dedicado al desierto, dedicado a los eternos buscadores...

   Caminaré, perturbaré al menos por un instante a este siniestro remanso de calamidades. Caminaré, sordo y ciego ante el ruinoso ruido de las ruinas que empiecen a caer en su propio abismo. Caminaré, caminaré con el retumbo de Hawthorne en el alma, vacío el corazón, a la espera de esas amarillas constelaciones que danzan con el cálido vientecito de diciembre. Caminaré, dejaré atrás la vigilia vana para sumirme en la estrepitosa cancelación de una anticipada y absurda muerte. Caminaré quizá sin cómplices, sin canciones anodinas, sin el fragor de las antiguas arengas, sin la esperanza de recobrar el evadido e ilusorio fuego. Réprobo de toda reprobación, desbarataré con un silencioso y sostenido paso las primeras pertenencias. Caminaré, pagaré uno a uno mis genuinos pecados, inserto de lleno en la inconmensurable estridencia de un tiempo ajeno al Tiempo. Caminaré, caminaré...  

sábado, 9 de julio de 2011

Poema Nro. 10, Amelia, La Frontera (versión extendida)

Nadie más que Amelia

puede escuchar el deceso

de un silencio encerrado:

deseas vivirme en silencio.

Estas épocas de soles totales,

de inviernos humanos,

han levantado un muro entre mí y lo posible.

Piensas transitar otras calles,

las de aquí, refugio de fantasmas,

se han vuelto fatales,

piensas retornar a los dominios del silencio,

donde el arte, desvelo de tontos,

voracidad de farsantes,

se vuelve innecesario.

Volver, retorno, regreso...

El artífice se derrumba

cuando el sueño me rehace,

utopista del eterno movimiento

busco despertar bajo otras luces 

al que se ha vuelto padre y prisionero de un mundano embujo.

Volver, retorno, regreso...

Ay de los aliados que duermen, 

ay de este destierro,

ay de aquel nublado río...

domingo, 3 de julio de 2011

Poema Nro. 4, Amelia, La Frontera (versión extendida)

Asciendes,

baila este incendio

con el hielo que buscas Amelia.

Duermes el sueño de los sueños,

oyes al viento que vuela a tus espaldas,

te arrastra, te acerca

al más premeditado de los oestes.

Asciendes,

baila esta niebla

con tu niño muerto.

Arriba,

se desvanece ese olor antiguo:

recoge aquellas olas de río,

tráelas contigo para no extraviarte.



Pues el tiempo es un abismo ante nosotros

ciegos sobrevivientes de lo insignificante,

hemos olvidado la voz de los muertos:

cuando niños nos cantaban a través de un cálido viento,

la experiencia revelaba esa inmaculada perfección de los sauces,

nos mostraba un camino, esa interminable travesía 

donde las abuelas moraban aguardando peregrinos.



Asciendes,

baila esta niebla

con tu niño muerto.

Pues el camino es un reguero de cadáveres inútiles,

de mudas máquinas,

de reyes anodinos

     señoreando una nada...