jueves, 3 de octubre de 2013

De los vientos de todavía

¿Dónde nos llevará la estación de las azules veredas,
de los puentes sobre un agua 
multiplicando quién sabe qué misteriosa luz,
matinal, atesorando un trémulo susurro de sudeste,
de mitigado incendio?

¿Enterraremos nuevamente los fuegos de Lezama Lima,
sucumbiremos ante la infame potestad del pequeño tiempo,
diremos otra vez que no a la mística incandescencia de las luciérnagas?

Buscan los niños en su sesgado camino,
buscan al héroe capaz de retornar,
de adentrarse en lo salvaje, 
el más largo crepúsculo,
gritan los niños el más atroz silencio 
desde la férrea y efímera fosforescencia.

¿Dónde nos llevará la estación de las espigas,
de los vientos de todavía,
del remiso agasajo que vierten los glaciares?

Alguien espera que solo, por defecto,
se redacte el verdadero Nombre,
alguien espera volver a pronunciar la única y certera palabra.