miércoles, 15 de junio de 2011

Poema Nro. 10, Perdidos, La Frontera

Un alma atrapada,

un monstruo que ríe.

Vuelvo con ustedes

padres de alguna forma.

Si me atreviese a contarles:

caminamos sobre una siniestra sombra,

duermen en su sed los mejores hombres.



Una sombra en esa frente

puede ser el principio del fin.

Quizás el desierto no espere otra cosa de mí:

horadan este antiguo cielo aquellas voces.

¡Cuánto ha durado lo pequeño, lo insignificante!

Sólo puedo depararles el mayor de los sueños:

yo, el que llora en silencio

la sumisión de los caballos.

martes, 14 de junio de 2011

Poema Nro. 5, Perdidos, La Frontera

Disponemos de tanto sol.

El día quedó atrapado en una ácida nota:

se parece a la reberveración

tras el eterno adiós de los ausentes.



Alguien vuelve sin quedarse,

alguien habla sin los ojos,

alguien canta a mis espaldas

como canta el agua cautiva.



Perdidos, perdidos en los viejos puentes,

amantes de otras vidas,

buscando puertas a tientas.



Busco una vía,

    un silencio,

        un sonido,

            una tarde,

                busco un eclipse en un mágico río.

sábado, 11 de junio de 2011

Poema Nro. 20, Perdidos, La Frontera (versión extendida)

Cuánto más vívida

agua verde de los sueños,

cuántas más piedras de esa calle,

esa eterna mañana que me invade

y escapa cuando vuelve el mundo,

cuánto más precisa mi humana infancia.



Vivo ante dioses enormes,

ando entre murallas de acero,

pequeñas puertas

plagadas de trampas para valientes.



Deseo no olvidarte mañana,

mañana de heladas luces.



Vaga este deseo encumbrado 

por los las Señoras de la noche,

se hace vuelo, flotación, 

deslizar por aquellas veredas insólitas

a las que llegaba el mundo

cabalgando un viento transparente. 



Deseo no olvidarte mañana,

mañana de heladas luces.

miércoles, 8 de junio de 2011

Poema Nro. 7, Música Para Matías, La Frontera

Un camino caminado

con una pesada carga:

el pan que hacen mis manos

embebido en esa espesa sangre.



Necesito llegar a casa,

seguir existiendo a sus espaldas.



Hoy el camino se llenó de gotas

que flotan.

El recuerdo de una imagen

proyectada en un utópico futuro,

se desvanece. Unos ojos que supieron

atrapar la luz de mi llama exangüe,

una cara sonriente: se disuelven

en las gotas que flotan en el aire.

lunes, 6 de junio de 2011

Poema Nro. 13, Retorno, La Frontera

Cierto que desapareces,

que se sumerge tu imagen.

La antigua certidumbre del mar

que te sigue despojando en mi recuerdo:

cierto que despierto a lo cierto,

despierto a un sueño de eternos retornos,

cierto que lo cierto quema lejos del río.



Vivo para quien quiere partir inconscientemente.

Tan difícil matar a quien atraviesa con sus ojos:

una fortaleza tan frágil que el mundo aterra,

el mundo donde lo cierto es cierto,

donde las sagradas visiones,

los sonidos no creados,

se pierden en la furia cotidiana. 

domingo, 5 de junio de 2011

Poema Nro. 1, Retorno, La Frontera

Las presas de la madre de Tobías

no cantaban en vano,

algo las llevaba a arrastrarse

en torno a esa mujer obesa

celando a su hijo.

 En un sitio donde las casas caían

al paso de un viento fuerte,

ganarse el guiño de esos despojos

embutidos en telas de fibras chillonas,

ganarse el valor preciado

de una soledad

en la cual matar inocencias,

valía el precio de una vida perdida:

esos siglos de tiempo vacío de savia.

Hacía falta un sitio en el cual guarecerse

y amar furtivamente,

amar a un ido del tiempo,

a un paseante fugaz

rozando una vieja y cansada mano.

viernes, 3 de junio de 2011

Sobre ríos, el sueño y Hawthorne...

   He soñado bastante, desde hace tiempo vienen tan claros en su apagada turbiedad esos ríos, esas embarcaciones que me han revelado sitios que hoy ya no puedo representarme irreales. Además de los ríos existen para mí dos Buenos Aires, uno que bulle atroz, que arrastra consumidores por las calles, esos inconscientes asesinos de paraísos perdidos; pero hay también otro, uno que duerme, duerme infinito en un eterno amanecer, sólo algunos sutiles caminantes parten conmigo, preñados de eternidad, hacia las aguas, infinitas aguas donde confluyen esas amigables voces que despertaron mi curiosidad por la ficción, que es una forma bastante insolente de aludir a lo único real que permanecerá cuando la maldita alucinación cese por completo. Hawthorne es un enigma a develar, un secreto guardado en una antigua y enorme construcción que abre sus puertas cuando esos incipientes y amilanados soles se quedan suspendidos eternamente en una noche que resiste victoriosa, perpetuando ese sueño que retorna inclaudicable...