viernes, 15 de noviembre de 2019

Leap of Faith: William Friedkin on The Exorcist, de Alexandre O. Philippe, en el marco del 34º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata


No es la primera vez que el documentalista y escritor de origen suizo Alexandre O. Philippe se aboca a explorar grandes sucesos cinematográficos. Lo hizo entre otros con el fandom de George Lucas en The People vs. George Lucas (2010), en 78/52 (2017) con la escena de la ducha de Psycho (1960), de Alfred Hitchcock y en la actual Memory: The Origins of Alien rastreando los oscuros y diversos orígenes que dieron lugar a la criatura de Alien (1979), de Ridley Scott. Leap of Faith: William Friedkin on The Exorcist es una extensa entrevista al director en la que este habla de la gestación del proyecto de realización de la película, sobre su relación con todas las personas y peculiares situaciones que participaron en el proceso de rodaje, e incluso acerca de un presente en que como en toda obra maestra, se alude a The Exorcist como algo vivo y cargado de incógnitas sin resolver. Friedkin, con sus sorprendentemente joviales ochenta y tantos, sentado a un doméstico sillón del living de su casa o la de alguien, cuenta por ejemplo las idas y vueltas acerca del guion con el propio William Peter Blatty, el rechazo de las colaboraciones musicales de Bernard Herrmann y Lalo Schifrin, narra el proceso del casting y la posterior y a veces cómica relación con los actores, habla de su decisión de filmar valiéndose de la teoría de la seguridad del sonámbulo de Fritz Lang, consistente en confiar en la naturalidad de las primeras tomas, pero por sobre todo, hace hincapié en esas incidentalidades que de manera espontánea, involuntaria, a modo de revelación, fueron dando cuenta de un algo que estaba prefijado de antemano y que según el director de The French Connection -quien manifiesta más dudas que certidumbres en relación a cuestiones metafísicas- fue acomodando a lo largo del proceso de filmación las piezas necesarias para que The Exorcist se transformase en un fenómeno sobre el cual aún pueden extraerse nuevas e interesantes interpretaciones y respecto del que él mismo sigue teniendo muchas preguntas abiertas. Friedkin, quien quedó seleccionado como director del film después de las negativas de Arthur Penn, Mike Nichols y Stanley Kubric, y tras ser defendido por Blatty en detrimento de Marc Rydell, habla durante el documental de música (Stravinski, Dylan, Webern) y de sus peculiares decisiones en ese aspecto, de pintura y de la relación de la obra de pintores como Caravaggio, Vermeer o Pollock con su concepción de la imagen y la iluminación, y habla obviamente de cine: la referencia más próxima es la del film Ordet (1955), de Carl Theodor Dreyer, al que claramente identifica como precursor e inspirador de muchas cosas que ocurrieron con su trabajo en The Exorcist. Pero se insiste en que más allá de toda referencia, ese salto de fe al que se refiere el documental, es la idea de esa realidad intraicionable que parece haber estado prefijada de antemano y que condujo a alguien a juntar esas piezas tan aparentemente arbitrarias e inconexas, pero que juntas acabaron constituyendo una de las más grandes películas de la historia del cine de terror, obra que como sostiene su director, es aún un hecho artístico abierto a nuevos interrogantes e interpretaciones.