domingo, 23 de febrero de 2014

Nebraska: de Alexander Payne


Nebraska, el último film de Alexander Payne, es sin lugar a dudas su mejor trabajo hasta el momento. Una película que araña el rango de obra maestra y en donde Bruce Dern descolla actoralmente. 

No demasiadas veces, los que amamos el cine, podemos constatar tan claramente a través de un film, el registro de esos rasgos universales que nos definen y que se transforman en un código de correspondencia de esos que la gran pantalla, cuando cuenta con artífices como Alexander Payne en su indiscutible mejor trabajo, nos regala de una forma inigualable. Acaso la decisión de filmar en terreno conocido, ya que el director de Nebraska nació en esos lares, tenga que ver con esto, dado que difícilmente haya manera de pergeñar una película que arañe tan de cerca la categoría de obra maestra, sin retornar, al menos de manera simbólica, a los propios orígenes.

Seguramente, desde la proverbial Big Fish, de Tim Burton, sea muy difícil encontrar una cinta que aborde de manera tan bella y profunda la relación padre-hijo, y el tema de la reivindicación de toda una vida asumida por quien la fuerza de las circunstancias ha elegido para llevar a cabo una empresa de una envergadura tal.   

Woody Grant (Bruce Dern), es un anciano cuya conexión con la realidad ha menguado considerablemente, vive con la mujer con quien se ha casado (June Squibb) -acaso porque fue la primera en pedírselo- en Billings, un pueblo del estado de Montana en los Estados Unidos. Woody recibe un buen día un comprobante que lo acredita ganador de un millón de dólares, timo ya pasado de moda que utilizaron en su momento ciertas publicaciones para granjearse suscriptores, y a partir de ese momento, su único objetivo es trasladarse a la ciudad de Lincoln, en el estado de Nebraska, para cobrar su premio. Es casi imposible no retrotraerse al entrañable personaje interpretado por Richard Farnsworth en A staight story, de David Lynch, en la circunstancia de ver a un anciano jugándose su última carta existencial contra viento y marea. Sin embargo, el personaje encarnado por Farnsworth, va cosechando a lo largo del camino innumerables colaboradores que lo ayudarán a lograr su objetivo, pero en el caso de Woody Grant, será solamente uno de sus hijos (Will Forte) quien progresivamente asumirá el rol de aliado de su padre en esto de trazar inconscientemente el camino de regreso a sí mismo.

El marco visual de este viaje filmado por Payne, quien ha dado muestras sobradas de saber de qué va el métier de las road movies en About Schmidt (2002) y en Entre Copas (2004), es el otoño de ese medio oeste norteamericano, con sus planicies interminables, sus árboles raquíticos, sus pueblos desplumados por un aire de crisis económica, que gracias al aporte del blanco y negro, remite a las épocas del crack de los ’30 arrojando sus residuales vendavales al presente, como si el tiempo intermedio entre la gran crisis y la época actual hubiese sido suprimido. Declaró Payne en una entrevista realizada por Jeff Goldsmith: “cuando comenzamos a rodar, Estados Unidos se hallaba en plena crisis económica. Eso me hizo querer asociar visualmente la contemporaneidad con los tiempos de la Depresión de los ’30. Y esos tiempos los vimos en blanco y negro.”

Nebraska es la sexta película de Alexander Payne y la primera que no lo cuenta como guionista, respecto de esto habló también su director en la entrevista que tuvo con Goldsmith: “Encontré un guión, el de Bob Nelson, que parece escrito por mí (risas). Tiene todo lo que suelo incluir en mis películas: el camino, el viaje, un protagonista mayor, unos personajes interesantes (así al menos me lo parecen a mí), la fusión entre drama y humor. Y encima tiene algo que nunca incluí, de tan adentro que lo llevo: transcurre en Nebraska, que es donde nací. Con la ventaja de localizarse en zonas del Estado que no conocía bien y que el rodaje me dio oportunidad de conocer.”

En un principio la idea de Payne era que el rol de Woody Grant lo interpretase Gene Hackman, pero ante su negativa, acudió a un Dern que en Nebraska, como Jack Nicholson en About Schmidt o George Clooney en The descendants, hace un trabajo en contrapunto con el cliché actoral con el que el público los asocia. Pocas veces puede verse tan claramente la maestría de un director para capitalizar el potencial actoral de uno de sus dirigidos, llevarlo a su grado cero y desde allí, hacerlo descollar como lo hace Dern en la interpretación de este quijotesco y taciturno anciano que entre otras cosas, sale al camino en busca de la recuperación del honor perdido.

El último film de Payne obtuvo la “Palma de Oro” a “Mejor actor” para Bruce Dern en el Festival de Cannes 2013 y está nominado a seis premios Oscar 2014, en los rubros “Mejor película”, “Mejor director”, “Mejor guión original”, “Mejor fotografía”, “Mejor actriz de reparto” para June Squibb y “Mejor actor” para Bruce Dern.