jueves, 22 de noviembre de 2012

Dark Horse (en el marco del 27º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata)

Abe, un hombre en el curso de sus treinta y largos, vive con sus padres y trabaja en la empresa de bienes raíces de papá. Su habitación es como la de un niño de 12 años, llena de repisas habitadas por muñecos de superhéroes. No se ha graduado en una universidad, "como lo ha hecho su 'exitoso' hermano menor", y ha logrado embarcar en una relación de noviazgo de corte preadolescente a Miranda, con quien quiere casarse e ir a vivir a esa casa en la que ha residido toda su vida, soñando con que incluso su descendencia siga habitando esa suerte de palacio de la resistencia a la entrada al mundo de la adultez y las responsabilidades.

Si bien la película da sobradas pruebas de estar edificada en una espacio con la capacidad de expandirse hacia los márgenes de una llegada a un público al que no estuvieron destinadas por ejemplo Happiness o Storytelling, conserva indiscutiblemente ese tópico de las anteriores de Todd Solondz, de lanzar esas cáusticas invectivas hacia ciertos parámetros de normalidad y ciertos códigos de pertenencia propios de la clase media alta norteamericana.

Puede hacerse una primera y poco precavida lectura de la construcción del personaje Abe, que por momentos da la impresión de apelar a una suerte de incongruencia existencial tan llevada al límite, rayana con el gag fácil de asimilar, propio de la demagogia de la comedia efectista y poco sutil, de hecho ha sido ese uno de los puntos que ha marcado alguna crítica como los "debe" de la película. Pero este personaje interpretado por Jordan Gelber, en buena parte, asume en esa actitud cuasi quijotesca de obstinación en un plano de absurda infantilidad, la negativa valoración contra ese mundo lineal, aburrido y de tan cuestionables códigos de éxito, negándose a entrar y ser parte de él, ese mundo al cual Solondz ha dedicado su revulsiva mirada en sus tal vez más sutiles y menos masivos trabajos.

Uno de los puntos más dignos de ser destacados es la ambientación de toy-world que tiene la película desde lo visual, es un aspecto que se percibe desde las locaciones y los decorados hasta en los vestuarios de los personajes, todo pareciera estar pensado para funcionar de manera subsidiaria de ese clima de fantasía que rige la vida de Abe.

En el rol de los padres, y en un para nada solapado guiño a una instancia más comercial, encontramos a Mia Farrow y a Christopher Walken.   


Trailer Oficial