Cuando chequeo las estadísticas en mi escritorio de Blogger, compruebo con asombro las visitas de países como Alemania, Rusia, Estados Unidos, Colombia, España, México, Chile, Italia, Ecuador, y en menor medida, pero con no menor sorpresa, Tailandia o Indonesia. En mi país, Argentina, la página se ha ramificado con mayor facilidad, gracias a los queridos amigos que la han hecho circular entre sus contactos, y gracias a las entradas "González versus El Escribidor" y "Sabato, el sujeto", obviamente porque su objeto trató temas atenientes a estos lares, claro está, no exclusivamente. Esta entrada es simplemente para agradecer a estos desconocidos y lejanos lectores el interés por este espacio. Algunos se han dado a conocer a través de sus mails a la dirección que ofrezco en el perfil para toda persona que quiera compartir conmigo cualquier parecer que surja de esta experiencia. Como les manifesté en la fundamentación del sitio llamada "Sobre este espacio": creo que cualquier expresión artística, del tipo que sea, no se completa sino hasta que la compartimos con otros, ese es el aspecto vivo del arte. Gente: UN ENORME GRACIAS!!!
domingo, 4 de marzo de 2012
sábado, 3 de marzo de 2012
Poema Nro. 12, Las Otras Tormentas, La Frontera
Otros mueven el mundo
allá:
como las damas que
miran al que duerme.
¿Quiénes mueven el
mundo?
¿Quiénes arrancan al
otoño
su densa inmovilidad?
Acá todo se toca,
todo se ve, se
desborda
en la ligera
atmósfera de lo que parece ser,
parece ser nomás sin
cuerdas,
sin cuerdas que
vibren vientos
capaces de despertar
a los muertos.
Viajo a veces:
un viento helado que
no hiela,
un tren sin madres a
la vera de un sendero eterno.
Cuando me salen,
cuando me llevan, los
idos no preguntan,
cuando me sacan,
hasta las barrios difíciles,
hasta el olor de su
carne me huele a fiesta.
Cuando me vaya.
domingo, 26 de febrero de 2012
Poema Nro. 8, Amelia, La Frontera
En la tibieza de un
paraje
olvidado de los
nuevos hombres
que tanto te
inquietan Amelia,
supones que el tiempo
todo lo arrastra.
Hay momentos neutros,
con sus gentes
caminando
hacia un sol eterno:
acaricia el metal
destellante
de aviones que parten
sin llevarte.
Alguien camina de
noche
sobre tus frágiles
techos de papel,
pero Buenos Aires es
una enorme nube,
de mañanas y mañanas,
es el sueño, …es el
destino.
viernes, 17 de febrero de 2012
Disonancia
Ni el embrujo de las fresas, de las renovadas manzanas
abrió la puerta a una silenciosa y helada esfera.
Soñaba, soñaba cuando el pequeño infierno inspiraba una huida hacia regiones transparentes, donde lo indómito prometía acunar a los perdidos niños,
caminaba, si parecía volar embriagado por la esperanza que noche a noche fecundaban los involuntarios fulgores.
Has perdido el mundo hombre de los mil siglos de espera, has olvidado flotar sobre esas azules veredas,
de estas siniestras paredes brotan opacas raíces que te aplastan contra ese antiguo y distinguido féretro.
El sueño, Hawthorne, el aborrecido constructor de un trunco y extraviado imperio,
el río, los primeros y honestos sonidos, ..., dejarse atrapar por los peores ladrones,
alzarse sobre las frías y solitarias calles que transportan bajo un infame sol a los vivos muertos...
Has perdido el mundo hombre de los mil siglos de espera, has olvidado la música primera, matar a un padre, proclamar ante las aguas turbulentas tu sagrado albedrío...
domingo, 8 de enero de 2012
Doctrina (sus primeros pasos)
Arrancó raudamente un cuerpo,
duele el calor en el devenir de esta lenta y ajena prestidigitación.
Arrebató un alma atormentada por esa vieja letanía:
trabajan los hombres,
circundan amodorrados sus pequeños dominios,
aman su propio infierno los hombres,
vigilan cautelosos la imperdonable multiplicación del rojo que estrangula las ciudades.
Arrancó raudamente un cuerpo,
el camino exige la recuperación de una fe profunda.
Acaso esa gris enormidad que pareciera flotar,
suspenderse, helar como en los sueños a la verde cercanía,
recobre a ese otro hombre dispuesto a aproximarse:
andar..., andar con el cuerpo seco y el alma llena,
el camino, el camino siempre.
sábado, 31 de diciembre de 2011
Otra Inmanencia (Homenaje a Klaus Kinski)
Se derrama,
se amontona,
se vacía,
se sumerge lo sutil en el pequeño tiempo,
vierte inesperadamente su inagotable hontanar de cristalina magia.
domingo, 25 de diciembre de 2011
Retorno al Río (la misma música)
...No, más allá no había nada más que bañados cubiertos de una especie de hierba flotante que daban la impresión de estar ante una enorme alfombra en suspensión sobre el agua, desgarrada arbitrariamente por quién sabe qué mano poderosa. Caminé por el gigantesco puente hasta poder apreciar una de esas ciénagas, de las cuales, por efecto del sol, emanaban haces que dificultaban la visión, provocados por el reflejo de la luz en los sitios en que el agua quedaba librada del verde y espeso apretujamiento. ¿Y más allá? Más allá el recuerdo de aquellos canales navegados en mi infancia y mi adolescencia, el resabio de una visión cada vez más remota, pero que sin embargo preservaba íntegra la sensación de un enigma no revelado, atesoraba el olor dulzón de ese agua capaz de cantarle a los pescadores aquel arrullo que teñía de fe la espera.
Esas ramificaciones, ese delta, siempre, como el oeste, como las tormentas, como la llanura, construyeron en mí la férrea convicción de que lo lejano en términos de espacio, puede acarrear hasta nosotros su esencia más pura, inmutable, no permitiendo al tiempo o a la especulación de nuestro deseo la más mínima intervención; tan es así que puedo asegurar que el mar fue más real algunas veces desde ese río, desde esos canales, que en el mismo mar...
Esas ramificaciones, ese delta, siempre, como el oeste, como las tormentas, como la llanura, construyeron en mí la férrea convicción de que lo lejano en términos de espacio, puede acarrear hasta nosotros su esencia más pura, inmutable, no permitiendo al tiempo o a la especulación de nuestro deseo la más mínima intervención; tan es así que puedo asegurar que el mar fue más real algunas veces desde ese río, desde esos canales, que en el mismo mar...
Has
contemplado en sueños ese río,
desde
esas otras alturas
la
sagrada turbiedad de un viento transparente...
Te
recobra el agua dulce
ferviente
perseguidor de una sola música.
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