domingo, 25 de diciembre de 2011

Retorno al Río (la misma música)

   ...No, más allá no había nada más que bañados cubiertos de una especie de hierba flotante que daban la impresión de estar ante una enorme alfombra en suspensión sobre el agua, desgarrada arbitrariamente por quién sabe qué mano poderosa. Caminé por el gigantesco puente hasta poder apreciar una de esas ciénagas, de las cuales, por efecto del sol, emanaban haces que dificultaban la visión, provocados por el reflejo de la luz en los sitios en que el agua quedaba librada del verde y espeso apretujamiento. ¿Y más allá? Más allá el recuerdo de aquellos canales navegados en mi infancia y mi adolescencia, el resabio de una visión cada vez más remota, pero que sin embargo preservaba íntegra la sensación de un enigma no revelado, atesoraba el olor dulzón de ese agua capaz de cantarle a los pescadores aquel arrullo que teñía de fe la espera.
   Esas ramificaciones, ese delta, siempre, como el oeste, como las tormentas, como la llanura, construyeron en mí la férrea convicción de que lo lejano en términos de espacio, puede acarrear hasta nosotros su esencia más pura, inmutable, no permitiendo al tiempo o a la especulación de nuestro deseo la más mínima intervención; tan es así que puedo asegurar que el mar fue más real algunas veces desde ese río, desde esos canales, que en el mismo mar...


Has contemplado en sueños ese río,

desde esas otras alturas

la sagrada turbiedad de un viento transparente...

Te recobra el agua dulce 

ferviente perseguidor de una sola música.