domingo, 26 de febrero de 2012

Poema Nro. 8, Amelia, La Frontera

En la tibieza de un paraje

olvidado de los nuevos hombres

que tanto te inquietan Amelia,

supones que el tiempo todo lo arrastra.

Hay momentos neutros,

con sus gentes caminando

hacia un sol eterno:

acaricia el metal destellante

de aviones que parten sin llevarte.

Alguien camina de noche 

sobre tus frágiles techos de papel,

pero Buenos Aires es una enorme nube,

de mañanas y mañanas,

es el sueño, …es el destino.