luego del río,
del hielo,
de un extraviado sitio
iluminado por esas otras
luces;
más tarde habló de vientres,
de veredas,
del inquietante esplendor de
las naranjas,
hasta llegar a la palabra:
desentrañar, evidenciar
el delicado arte de la infamia.
Hoy no habla más que de un
vacío
que ha dejado una indeleble
traza.