Inventa, lleva hasta los confines
su inédita pantomima de chica-serpiente.
Ha transitado a puño la ambigüedad
del supremo arte de transmutar:
puede hasta con las deidades
la maestría de tutelar al rojo,
al oeste, al remoto río.
¡Ay de las incautas voluntades!
Se han rendido a sus pies,
si hasta se las ve cantar a veces
por las desiertas ciudades
su innumerable acopio de canciones.
Suele salvar del olvido
al desatino de esa impetuosa poesía
-facultad de acechar la siesta fugaz
del oponente, en busca de nuevos atuendos-:
puede hasta con los héroes
el peculiar oficio de doblegar las horas,
de liberar al otro viento…