domingo, 31 de marzo de 2013

Canción perfecta

Sigue dialogando con la música, aun tras haber despertado de una siesta de fulgentes, de amortajados y ominosos dioses. Una única voz se alzó desde el colosal e involuntario silencio: insiste en volar hasta la testa del apócrifo revelador de secretos, ese que suele hablar un sonido de vino y de uvas, de acordes que reinventan la milonga en cada rincón del mundo en que suena una verdadera guitarra…

Sigue cantando al camino en que la turbia revelación del agua vertió el confidente vocablo, la consagrada y repentina unción de los vivos, sentenciándolo a observar, adherido fatalmente a paredes que se incendian en el verano de las ciudades,  esa extraña servidumbre que ostentan los mudos caballos.

Sigue cultivando el arte de volver transparente el polvo dejado por los años caminados en tierras hostiles: insiste en correr con un atesorado fajo de palabras, insiste en traicionarlas para abrir una grieta por la cual se cuele con sigilo el enigma…