domingo, 4 de noviembre de 2018

Para poder respirar

Wes, canciones para vos. 
Desde acá, desde esta casa de muñecas,
bajo la nunca bienvenida lluvia. 
Han logrado mitigar la voz
del pibe de los trenes, las canoas, los canales, 
las primeras canciones... 

Wes, my little Wes: 
ahora entiende el porqué, 
el pibe, 
aquel de Frehley y May en el patio de una casa breve. 
Primeros y capitales sonidos. 

El pibe, cautivo. Otrora ciudadano. Vivo, acá. 
Pampa húmeda, su agua, inacabable, ellos.
Helos ahí como niños impelidos al camino,
brincando en barrizales de pus, 
reseteando su furia, andando sobre retales de sí mismos.
Lo entiende desde hace décadas, 
el pibe,
Wes, my little Wes: aversión a esta aldea siniestra.

Agua, veneno, barro, golpean, acechan por doquier. 
Es obvio que llueve mientras escribe, el pibe. 
Es por eso que lo hace, 
para poder respirar.

La posibilidad de andar
no es más que una ciénaga 
señoreada por ellos. 
Ellos: cada vez son más los zafios a su servicio. 
Lustradores de fierro ajeno, 
eventuales taxi drivers, 
blasfemadores de medio pelo, 
beatos del buen decir, del bien obrar. 
Tan fácil complacerles 
cuando lo que buscan, 
maquinales, 
es el solaz del odio compartido. 

Miedo a la libertad Wes, my little Wes... 
Auxilio del lobo. 
Gerontofascismo de sobretodo 
haciéndose la grande en nombre del bien. 
Maldición bíblica el tedioso trabajo de respirarte 
Cabo Sierras. 

Pero Wes, tan cerca de la gracia más alta, 
avatar, ambuiguo, porn star, 
poeta de la imagen. 
Wes, acróbata, 
artefacto de los dioses 
para que algunos se atrevan a dar el salto. 

Verdadero oeste, el de allá, lejano, 
el de un Ford que aún se respira 
en esa tierra de naranjos y viñedos, 
en ese otro lado próspero en donde todo, 
al menos, 
se oferta como posible. 

La ilusión no ha muerto en algunas partes del planeta.
Wes, my little Wes,
el pibe de los trenes, las canoas, los canales,
las primeras canciones, te canta en silencio.
Voyeur inserto en un tiempo de efímero goce: 
es que el tiempo tiene como únicas finalidades
la ruina o la barbarie de la copia. Cara y reverso.

Que las deidades se guarden sus bendiciones:
el único agua que requerimos ya te ha dado forma. 
Nos basta para esta noche tu genio de ilusionista.
Amamos tu extravagancia, 
de lo que se lee: creemos fervientemente en la más pura verdad,
Wes, our little Wes...